Tararear

Ahora que ya estamos en Navidad (lo dicen las luces, los escaparates y las ganas que nos entran a todos de volver a comprar lo que ya tenemos), estaba pensando que tal vez haya llegado el momento de adaptar los villancicos más clásicos a la rabiosa actualidad de lo políticamente correcto. Pero he empezado por el, aparentemente (sólo aparentemente) inocente 'Oh, blanca Navidad', y en seguida me he dado cuenta de que va a ser una tarea ardua y prácticamente inabarcable.

'Blanca Navidad', sin ir más lejos, podría encubrir un mensaje subliminal racista. Y es que... ¿por qué blanca, y no negra Navidad? ¿Por la nieve, tal vez? ¿Ah, sí? ¿Y acaso nieva en la mayor parte de la superficie planetaria en diciembre? No, a menos que nos encontremos ante una nueva glaciación... Así que, por ajustarnos mejor a la realidad presente, 'Blanca Navidad' debería interpretarse a partir de ahora como: 'Oh, neeeegra Navidaaaad... sostenibleeee'. Del mismo modo, el villancico de los peces en el río debería cantarse en estos tiempos: 'Pero mira cómo beben (y no conducen) los peces en el río. Pero mira cómo beben (y no conducen) por ver a Dios nacido'. Y, por supuesto, nada de 'Ya viene la vieja...', sino 'Ya viene esa jovial señora de la tercera edad' (y adaptar este preciso cántico navideño al ritmo de uno de esos pasodobles que arrasan en Benidorm). ¿Y qué es eso de que 'La Virgen está lavando'? La Virgen lleva demasiados años lavando. Ahora que tenemos un Ministerio de Igualdad, ya va siendo hora de que le toque lavar también a San José. Claro que por esa regla de tres, 'Arre, burro arre' podría ser interpretado como inducción al maltrato a los animales. 'Dime niño, de quién eres' (así sin 'pixelar'), como intromisión en el derecho a la intimidad de un menor. Y 'En la puerta de mi casa voy a poner un petardo...', como apología del terrorismo suicida. ¿Qué tal si esta Navidad nos limitamos a tararear los villancicos, igual que hacemos con el himno nacional?