Comprometida fecha

La decisión de la Administración Obama de incrementar sus efectivos en Afganistán en 30.000 soldados, con la pretensión de adelantar la retirada de las tropas estadounidenses a julio de 2011, compromete a los aliados de la ISAF y de la OTAN a la hora de contribuir con un esfuerzo equiparable al estadounidense. Esfuerzo para el que España contribuirá con otros 200 militares. La campaña iniciada hace exactamente ocho años para acabar con las bases del terrorismo global no sólo está inacabada, sino que los avances experimentados corren el riesgo de volverse reversibles. Especialmente cuando la capacidad mostrada por los propios afganos para edificar un sistema democrático que integre a las distintas facciones tribales, conduciéndolas hacia un régimen cuyos protagonistas sean ciudadanos libres, ha quedado tan entredicho en las recientes elecciones presidenciales. El cálculo de la Casa Blanca parece lógico: intensificar el combate contra la trama talibán para así abandonar Afganistán en breve plazo. Pero está claro que una realidad tan cuarteada por lazos de pertenencia localista difícilmente responderá al esquema de una democratización a la fuerza. Especialmente cuando ésta insiste en su intención de retirarse cuanto antes.