Dignamente derrotados
El Xerez aguantó la primera parte pero sucumbió ante la fantasía azulgranaUn testarazo de Henry nada más arrancar el segundo tiempo encarriló un encuentro que apuntilló Ibrahimovic
JEREZ. Actualizado: GuardarEl Xerez sólo pudo con el Barça terrenal, con el que especuló con el resultado, con el que no tenía prisas por ganar y circulaba con riesgo la bola por la línea defensiva, pero nada pudo hacer para frenar la fantasía alzulgrana. Cuando apareció la altura de Henry, la velocidad de Messi o la magia de Ibrahimovic el Xerez tropezó, cayó con elegancia, pero tocó con el rostro el frío césped jerezano. La lógica, en el caso del Barcelona, es aplastante, y ante eso poco pudo hacer el colista. Aguantó 45 minutos y perdió con dignidad ante la fantasía azulgrana.
Pero esa magia tardó en llegar. Sólo apareció cuando el Balón de Oro alumbró el camino. Mucho antes el encuentro nació sin ritmo, lento, y pausado. Por raro que parezca, se jugaba en el campo del Barcelona, pues los hombres de Guardiola parecían no tener prisa y no quisieron superar la línea divisoria hasta pasados los cinco primeros minutos. Aquellos segundos sirvieron a los azulinos para perder el miedo, para adaptarse y ver corretear a alguno de los mejores jugadores del mundo por el estadio donde ellos entrenan cada día, por su propia casa, por su Chapín.
Familiarizados con la situación, el Xerez incluso tuvo la primera ocasión de peligro. Orellana recogió un mal despeje de Víctor Valdés y buscó puerta muy cerca del área chica, pero el disparo del chileno pegó en el cuerpo de Alves. Tres minutos después, Valdés tuvo que aparecer, aunque está vez sin agobios para detener un libre directo sin peligro de Carlos Calvo. El madrileño, ayer en la media punta del once de Ziganda, se convirtió en el primero de los defensas del Xerez, pues presionaba cada inicio de jugada del Barça. La zaga azulgrana siempre era la encargada de poner en funcionamiento la máquina pelotera más engrasada del globo y Rafa Márquez el que más palpó la bola en toda la primera mitad. El mexicano buscaba siempre el costado derecho para encontrar un hueco hacia Xavi, pero Bergantiños y Keita hacían las veces de tapón para que la circulación de juego azulgrana llegara a borbotones a la zona de creación. De hecho el Barça a penas creó peligro en la puerta de Renan en toda la primera parte. Henry, Bojan ni Pedrito entraban en juego a pesar de que la posesión del los hombres de Guardiola rozara el 70%. La mejor del líder nació de una falta en el costado del área que puso en movimiento Xavi y que rebotó en Touré antes de que se la encontrar en las manos Renan.
Gol psicológico
Para entonces Ziganda ya miraba el crono y rezaba para llegar al descanso sin que se moviera el marcador, para que no se repitiera lo de Getafe en un momento clave de la batalla. Bergantiños estuvo cerca de darle una alegría al navarro pues exigió una buena parada de Valdés con un fuerte disparo. Renan no tuvo el mismo acierto en la reanudación y otra vez los azulinos recibieron un fuerte mazazo en un minuto psicológico ya que nada más iniciarse la segunda parte el Barça dejó de perder el tiempo, de circular y de sobar el esférico para generar una jugada de gol. Maxwel se apoyó en Keita para poder llegar a línea de fondo desde donde la puso entre los centrales. Leandro la vio pasar y Aythami no llegó. El que sí lo hizo fue Henry, que remató de cabeza sin que el palo ni la mano de Renan pudieran impedir el gol del Fútbol Club Barcelona.
A pesar del tanto, el cuadro no terminaba de gustarle a Guardiola e introdujo lo mejorcito del panorama futbolero sobre el prado. Messi estrenó su condición de Balón de Oro en Chapín e Ibrahimovic salió para hacerle compañía porque con el marcador en contra el Xerez dejó dos serios fogonazos de peligro. Orellana gozó de un par de ocasiones buenas, pero un mal control y otra buena parada de Valdés impidieron que los azulinos tutearan al tricampeón.
Fue entonces cuando las estrellas se alinearon, se unieron, se asociaron y pusieron la guinda. Messi mandó un balón al palo e Iniesta desperdició un regalo de Ibrahimovic justo antes de que el sueco cerrara el marcador con una perfecta vaselina a Renan y dejara al xerecismo con el mismo consueldo de siempre: perder dignamente.