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Cae una red de burdeles clandestinos en viviendas donde explotaban a mujeres

ALGECIRAS. Actualizado: Guardar
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Disponibles las 24 horas del día, durante los siete días de la semana, sin descanso alguno. A esta jornada infernal estaban sometidas las mujeres que trabajaban como prostitutas para una pareja hispanobrasileña que regentaba una red de burdeles clandestinos en Algeciras. Amparados en la intimidad de cinco viviendas, en apariencia domicilios particulares, tenían a las mujeres bajo coacciones y amenazas. Gracias al testimonio de algunas de ellas, la Policía Nacional pudo llegar al corazón de este negocio, desmantelarlo y arrestar a sus dos responsables. Se trata de la 'Operación Boreal'.

Los agentes supieron de las andanzas de S. G. V., español y de 44 años, y N. D. L., de 33 y brasileña de nacionalidad, a través de la información esencial que les aportaron varias mujeres que estuvieron trabajando para ellos y que superaron el miedo a denunciarlos, según explicaron ayer desde la Comisaría algecireña. Los datos obtenidos fueron de tanto peso que la investigación policial no se prolongó en demasía en el tiempo. En menos de un mes, la Policía dio con los cinco burdeles y descubrió en qué condiciones trabajaban y vivían las prostitutas. Los supuestos proxenetas captaban a las mujeres entre los más débiles: inmigrantes 'sin papeles' ni trabajo. Las mismas fuentes señalaron que el abanico de nacionalidades es muy amplio: sudamericanas, brasileñas, africanas...todas ellas con un mismo denominador común, carencia de recursos y posibilidades.

La forma de engatusarlas, según el comunicado de la Policía, era a través de promesas de dinero rápido, una vivienda de alquiler y una promoción segura con anuncios en Internet y prensa. No les escondían que su oficio iba a ser el de la prostitución. Pero ocultaron la cara fea de su nueva empresa: estarían controladas en todo momento en unas viviendas que servían también de burdeles, vigiladas mediante cámaras de vídeo y administrándole hasta el último céntimo que ganaban. Algunas se rebelaron ante las continuas amenazas y coacciones para que estuvieran disponibles las 24 horas del día y no recurrieran a la Policía. La pareja que regentaba los burdeles fue arrestada tras el registro de las viviendas donde encontraron a ocho mujeres.