Mensaje del patrón

La entereza con la que el patrón del Alakrana, Ricardo Blach, afrontó el secuestro de su tripulación y el maltrato sufrido por él mismo a manos de los piratas somalíes durante mes y medio lo convierten en ejemplo de la singular personalidad que desarrollan los trabajadores del mar. Su sentido recuerdo de la cocinera violada en otro de los buques en manos del mismo grupo de piratas y de la niña de doce años que permanece a merced de los mismos no sólo reflejan la impotencia de un patrón de pesca que no pudo hacer nada por ellas porque en realidad ni siquiera era dueño de su propia vida. Constituyen sobre todo una denuncia del atroz calvario que estarán padeciendo las tripulaciones de la docena de barcos que los piratas mantienen secuestradas sin que despierten el interés social e institucional que concitó el apresamiento del Alakrana.