Cartas

Generación mimada

Cádiz Actualizado: Guardar
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Pertenezco a esa generación a la que se le presupone haber tenido las cosas fáciles. Nacimos en brazos de la opulencia de una sociedad en expansión, en la que existía la prosperidad, algunos (muchos) veían cumplido su sueño, y así quienes comenzaban su vida adulta con escasos ahorros conseguían casa y apartamento de veraneo, coche grande y coche pequeño, comodidades que nunca creyeron llegar a tener, todo ello amparado en trabajos dignos y con posibilidades reales de realizarse profesionalmente...

Somos hijos de aquéllos que pelearon por la democracia, corrieron delante de los grises, abrazaron las primeras libertades. Somos hijos de la primera generación de padres abiertos al diálogo, permisivos pero rectos, en la que los roles de género daban sus primeros pasos hacia el cambio.

Somos los que, después de vivir el optimismo y entusiasmo de un entorno en vías de crecimiento, llegamos a la edad adulta para ver, con ojos de desconcierto, cómo el progreso se estanca y el desánimo se apodera de ese entorno otrora alegre. Tenemos los títulos bajo el brazo, que ya no nos aseguran un buen trabajo, quizá ni siquiera un trabajo... No podemos acceder a una vivienda si no es por el apoyo de nuestros padres, que nos dan, prestan y avalan. Ellos que, sin tantos títulos, trabajaron y tuvieron la suerte de que se les remunerara en concordancia y pudieron valerse por sí mismos y progresar. Vivimos un contraste abismal que nos mina el ánimo y corta de raíz nuestras ilusiones.

¿Quién dijo que ésta era la generación que lo tenía todo fácil? Ojalá pensáramos todos con el corazón al criticar, analizar, proponer medidas, porque el sistema está acabando con lo más vital de su generación mimada.