Los kurdos recelan del plan de paz de los turcos

Han sido muchos meses de negociación, pero por fin el Gobierno turco ha conseguido poner un plan de paz sobre la mesa con el que esperan enterrar el conflicto kurdo. La iniciativa, sin embargo, no parece entusiasmar ni a unos ni a otros. Tras más de 40.000 muertes y un cuarto de siglo de enfrentamiento, convencer a Turquía de que la negociación es el camino para la paz puede convertirse en el nuevo gran reto del Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan.

El pasado 13 de noviembre, el ministro turco de Interior, Besir Atalay, anunciaba cuáles serían las medidas principales que formarán parte de la conocida como Iniciativa kurda, un proyecto al que se enfrenta la gran mayoría de la oposición parlamentaria otomana.

Las propuestas del Gobierno incluyen un paquete de medidas para ampliar los derechos lingüísticos de los kurdos, una vieja reivindicación. A partir de ahora, podrán utilizar el kurdo en mítines políticos y en canales de televisión privada, aunque no para programas educativos. Se permitirá la creación de facultades de lengua kurda en las universidades, y se ampliará la enseñanza de la lengua.

Las ciudades y pueblos del Kurdistán que tuvieron que adoptar por imposición un nombre turco podrán volver a su denominación original y se levantarán algunas restricciones de tránsito. Además, el Gobierno tiene previsto crear una comisión independiente para luchar contra la discriminación y liberará a los prisioneros kurdos menores de edad.