Amor y pedagogía
Actualizado: GuardarFiel a sus iniciales, el PP sigue hablando de pactos y de prohibiciones. Aprovechan que el momento histórico no le permite al PSOE hablar de nada. La prudencia siempre ha sido considerada como la mayor virtud política, hasta el punto de amparar a muchos viciosos. ¿A cuántos habría que reunir en los distintos municipios para hacer un pacto anticorrupción? No se puede afirmar que en España haya más corruptos que escaños, pero no es temerario decir que quedan pocos asientos desocupados. La política debe ser «un anexo de la ejemplaridad» y esto último no se lleva. Si surge un arquetipo, de vez en cuando, como Casillas, lo contrarresta inmediatamente otro, como Maradona. Ambos pertenecen al mundo del deporte, donde el juego sigue siendo más limpio. El gran jugador argentino es un botarate y acaba de ser sancionado por la FIFA.
¿Cómo es posible ser un genio en el césped y un majadero en la calle? Los grandes jugadores pasan más tiempo vestidos de paisano que de corto. La vida es más larga que el fútbol.
Lo verdaderamente extraño es que nuestros políticos no entiendan que sus cargos también duren menos que sus existencias. Algunos están haciendo todas las tonterías posibles, calculada su fecha de caducidad. Una grave desconexión con el mundo real, atribuible al llamado «síndrome de la moqueta», les hace desvariar. ¿Cómo es posible que Trinidad Jiménez crea que «prohibir fumar en los bares y restaurantes tendrá un coste cero para la hostelería»? ¿De qué planeta viniste? se preguntó el locutor que retransmitió el gol de Maradona a Inglaterra. Habría que hacerle la misma pregunta a la ministra de Sanidad y Política Social. La pedagogía sin amor no es nada, pero se queda en menos si no se comprende a los alumnos. Los menores de once años, a los psicólogos que les recomiendan la práctica de la masturbación les llaman pichólogos. Siempre han estudiado por libre.