Rubio robó seis balones ante el Caja Laboral. / EFE
Deportes/Baloncesto

¡Canastos con el fútbol!

Los clubes puros de baloncesto mascullan por las ingentes cantidades de dinero derivadas del deporte rey que crean enormes diferencias respecto a Madrid y Barça

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La presencia de Chichi Creus en el despacho del Palau Blaugrana para solventar con mente maestra marchas como las de Ilyasova y Andersen (ahí son nada Morris y Lorbek) y la segunda entronización de Florentino Pérez en el Santiago Bernabéu ya vaticinaban tormenta entre los clubes puros de baloncesto. Después de siete jornadas se puede confirmar que las nubes venían densas de agua para calar al resto de la ACB, incluidos equipos como Baskonia y Unicaja, firmes candidatos hasta que la campaña 08-09 bajó el telón. ¡Canastos con el fútbol!, mascullan tanto en Vitoria como en Málaga.

Claro que al margen de ciscarse en los dineros ingentes del balompié, algo deberán reprocharse las plantillas de Ivanovic y Aíto. El partido de la jornada, el de la cornada y el revolcón para el Caja Laboral, habló tanto de las virtudes barcelonistas -paranormal también su acierto exterior el sábado- como de las carencias visitantes. Uno recuerda que Josep María Izquierdo, hace años técnico del Joventut, condensó sabiamente la derrota verdinegra frente al entonces TAU Cerámica. «Con saber que Corchiani es su segundo base está dicho todo». Por cierto, Scola era el tercer pívot en aquel plantillón del doblete (2002).

Algunos datos semejantes permiten entender la enorme dimensión del Barça: Trías, figurinista al fondo de la escena; Xavi Pascual utiliza a Lakovic como escolta para dosificar el talento de Navarro; Basile y Barton permanecen lesionados; Ricky Rubio roba seis balones y reparte diez asistencias ante el Baskonia. ¿Ante qué? En realidad, frente a la sombra chinesca de un club que presume -tantas veces con razón- de carácter como un sello personal.

Este Caja Laboral, huérfano de timón por la baja de Marcelinho Huertas, muestra defectos estructurales, taras en la cimentación: falta de mando en el puesto de uno; escasísima disposición defensiva de sus dos ala-pívots (Teletovic y Eliyahu), por otra parte máquinas de anotar; el sorprendente recurso de alinear a los dos cincos de salida; y una no presencia de ánimo impropia de una entidad depredadora como el Baskonia. Aún así, el conjunto de Vitoria enseña un balance de 5-2 en la clasificación. Otro asunto es el de la imagen.

Unicaja, sin alma ni juego

Ni tan mal, pensarán en la Costa del Sol. Lo del Unicaja no sabe uno por dónde cogerlo. El bloque de Aíto se arrastró frente a un adversario construido en tres meses, con un pívot titular de 42 años para disimular la baja de Marc Jackson, cinco de garantías sobre quien el Obradoiro ha de cruzar el Jordán hasta alcanzar la permanencia. Al equipo malagueño (1-6) da pena verlo. Sin alma ni juego, ocupa una plaza de descenso. Aíto, paralizado en el banco, raja de los árbitros tras perder por 17 frente al Xacobeo. Y la afición, quemada como un guiri vuelta y vuelta en una de sus playas, amenaza con agitar el fantasma de Carlos Cabezas, un tipo de Marbella con residencia en Moscú.