El mismo caso
Actualizado: GuardarTanto Rajoy como Del Bosque se encuentran en idénticas dificultades: seleccionar a los mejores. Hay que escoger, si se es el seleccionador de nuestros futbolistas, a los que mejor sepan utilizar los pies y se está haciendo con singular buen criterio.
Más ardua es la selección de los candidatos políticos, ya que hay que elegirlos entre los que no metan la mano. El señor Rajoy y el señor Del Bosque se ven obligados a elegir entre lo que hay, pero como escoger es renunciar, el campo de lo posible es mucho más amplio en el caso futbolístico que en el de la política. Quizá el seleccionador de nuestros internacionales balompédicos se vea en grandes dudas. ¿Sería conveniente sustituir a cuatro o cinco jugadores del Real Madrid por otros del realísimo Alcorcón? Es un asunto que puede desasosegar a cualquiera, pero hay que reconocer que peor lo tiene el seleccionador de candidatos del PP, que no tiene más remedio que escoger entre los que se presentan.
El señor Rajoy se propone hacerlo mejor de aquí en adelante, si es que no da marcha atrás. Cree necesario elaborar un código ético para combatir la pandemia de la corrupción. Lástima que tan buena idea no se le haya ocurrido antes de que se hubiera divulgado la vacuna. Los ladrones de cuello duro saben que el cuello duro ya no se lleva, sino la dureza facial, pero se han infiltrado en todas partes. Utilizan la ideología como disfraz. Su esforzado y pusilánime jefe puede esgrimir una magnífica coartada diciéndole a sus votantes: ¿ustedes creen que no escogería mejor si hubiera mejor gente entre los que se presentan? «Nadie elige su amor», nos dejó dicho don Antonio Machado. Sus colaboradores están a la que salta. Por si es él el que salta.