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Las obras de la calle Real fuerzan el cierre de una treintena de negocios
Actualizado: GuardarCuando un cliente pregunta por teléfono al comerciante cómo puede llegar hasta su establecimiento, es para preocuparse. Cuando ve como una mujer saca ropa a la calle para que la vea su marido, que no puede entrar porque la silla de ruedas y las obras le impiden el paso, el dueño del establecimiento se echa las manos a la cabeza. Pero, si a estas dificultades planteadas por los trabajos del tranvía se le suma la crisis económica, entonces al comerciante no le queda otra que cerrar. Precisamente, éste ha sido el destino de una treintena de negocios de la arteria principal de la ciudad, una calle Real que está sufriendo una profunda reforma para su peatonalización y, aunque los empresarios no dudan de las ventajas de la actuación, sí se muestran pesimistas cuando valoran las posibilidades de que sus locales se aprovechen de tale bondades.
Según las estimaciones realizadas por los propios empresarios las pérdidas alcanzan el 60% con respecto a otros años y lo peor de todo es que el futuro no se presenta muy halagüeño. «No se ha realizado ninguna propuesta de ayuda más allá de las bonificaciones fiscales del Ayuntamiento». Ayudas que también reivindica la presidenta de la Asociación de Comerciantes de la ciudad, Cristina Arjona, pues, a su juicio, es «una promesa que sigue sin cumplirse. Se está tocando a todas las puertas que puedan ofrecer un atisbo de esperanza», asegura.
Distinto panorama es el que se presenta en los tramos que ya están abiertos porque «al quitar las vallas comenzaron a entras gente», expone Macarena Álvarez de moda infantil La Casita. Aún así los empresarios siguen pidiendo más bolsas de aparcamientos, «incluso yo presenté un proyecto con 40 plazas, pero el Ayuntamiento me lo negó», cuenta Ángel Aparicio, de modas Aparicio.