Editorial

Sin excepciones

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E l acuerdo alcanzado en la tramitación parlamentaria de los presupuestos generales entre PSOE, IU-ICV y BNG para que los profesionales extranjeros con menos de diez años de residencia en España que tengan ingresos superiores a los 600.000 euros anuales pasen a tributar del 24% al 43% no provocó ayer más reacción que las declaraciones efectuadas por el presidente de la Liga de Fútbol Profesional. José Luis Astiazaran optó por equiparar "el talento científico, deportivo y cultural" para advertir de que la competición liguera podría llegar a suspenderse como respuesta a la anunciada modificación fiscal. Pero su rotunda oposición a la medida contribuyó a resaltar la excepcionalidad que ampara a algunos profesionales frente a una sociedad que, por muy futbolera que sea, está atravesando por dificultades demasiado serias en la economía doméstica y el empleo como para que la desigualdad ante Hacienda pueda perpetuarse al valerse del atractivo que ejercen algunos de los que se dedican al deporte del balón. Miles y miles de profesionales españoles tributan al 43% sin llegar a ingresar ni de lejos los 600.000 euros que el acuerdo de la izquierda parlamentaria situó ayer como listón para extranjeros con menos de diez años de residencia que desarrollen su oficio en nuestro país. Por mucho que Astiazaran vaticine graves mermas para el fisco si el mercado español pierde atractivo para las figuras que pudieran captar los equipos de la Liga Profesional, no serían equiparables a la desazón que provocaría en esos miles y miles de profesionales que unos cuantos futuribles jugadores de la competición española y los intereses inmediatos de otros cuantos clubes se impusieran a la tramitación de los Presupuestos Generales.