'Veronese veritas'
CÁDIZ Actualizado: GuardarL a compañía Daniel Veronese ha traído al FIT sus dos producciones más recientes: Todos los grandes gobiernos han evitado el teatro íntimo basada en Hedda Gabler, y El desarrollo de la civilización venidera basado a su vez en Casa de muñecas, ambas originalmente escritas por el noruego H. Ibsen. No es la primera vez que el reconocido y prestigioso director argentino revisa un clásico, hace tiempo, el experimento subía con éxito a escena al dramaturgo ruso Anton Chéjov.
Aunque presentadas como versiones, en realidad se trata de relecturas. Es importante este matiz porque, en la dramaturgia, -ciertamente trazada desde el original-, termina pesando su enfoque actual, alejándose así, de la simple adaptación. Las coincidencias de ambos montajes, más allá de compartir escenografía, permiten a su director abrirnos las entretelas del teatro y de su particular verdad sobre la escena y sobre los tiempos que vivimos. Dicha verdad está por completo ligada a un modo particular de entender el Teatro como herramienta total de comunicación. Durante la representación, en reiteradas ocasiones se nos hace entrar y salir de la ficción por medio de rompimientos y reflexiones compartidas de cara al público.
En el caso de la relectura de Casa de muñecas, el planteamiento es de sobra inquietante pues lo que deja patente es que a día de hoy, la situación de la mujer dista mucho de ser la de aquel personaje femenino de finales del siglo XIX que sale de su casa abandonando marido e hijos. En perspectiva de Veronese, el panorama es pesimista y sobrecogedor. La obra tiene hondo calado en distintos aspectos, pero sin duda enraíza en la fragilidad del ser humano y su incapacidad de entender la vida en pareja. Inteligentemente también, nos remite al mundo bergmeniano no sólo por la alusión a "Escenas de un matrimonio" y la temática, sino por el estilo en las interpretaciones. Por otro lado, el montaje tiene muchos sinsentidos de carácter espacial y tonal: se menciona un poder adquisitivo de la pareja protagonista que no se percibe, una vida familiar en la que no hay rastro alguno de los hijos, una época del año que no se refleja, una escenografía muy simple de la cual entran y salen personajes casi sin protocolo alguno, etc; pero todo esto queda justificado por el simple hecho de evidenciar que estamos presenciando una obra de teatro. Las actuaciones son brillantes en general aunque destaca sin duda Mara Bestelli en el papel de Cristina. Interesante trabajo de actores y director, que nos lleva a reflexionar sobre el devenir del ser humano y sobre la importancia del Teatro y su función en la sociedad.