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La despedida de Azahar

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Azahar apenas tuvo unos segundos para despedirse de la que ha sido su casa desde hace más de tres años. Las cámaras de fotos y la presencia de numerosos humanos la asustaron y sus cuidadores la taparon primorosamente para evitarle sufrimiento. Azahar es una hembra de lince que llegó al Zoo de Jerez en enero de 2006, malherida y desnutrida, y que ha formado parte desde entonces del plan de cría en cautividad de esta especie en peligro de extinción.

Este ejemplar de cinco años se convirtió ayer en el primero de los dieciséis linces ibéricos que serán cedidos por España a Portugal para que se integren en la red ibérica de recuperación del felino más amenazado del mundo. El nuevo hogar de Azahar será Silves, en el Algarve, adonde llegó a primera hora de la tarde en un viaje en coche desde Jerez. De esta forma, Azahar zanjaba las tres décadas de ausencia del lince ibérico en el país luso. Además de participar en el programa de cría en cautividad de estos animales, Portugal se ha comprometido a acondicionar en menos de tres años un espacio natural adecuado para la reintroducción de la especie.

Nuevas metas

Los programas de recuperación del lince ibérico en Andalucía han hecho posible el nacimiento de 40 ejemplares en los últimos años. «España y Portugal han reforzado sus vínculos con un objetivo común: devolver al lince a su territorio», explicó el director de gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía, Javier Madrid, que presenció la marcha de Azahar a su nuevo hogar.

Tito Rosa, presidente del Instituto de Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad de Portugal, confirmó esta idea asegurando que «la conservación en cautividad es una herramienta, no una solución. Nuestra intención es que las próximas generaciones de linces ibéricos vivan en libertad». En las provincias de Jaén y Córdoba ya hay dos espacios preparados para una próxima suelta que podría hacerse realidad este mismo otoño.

La elección de Azahar no ha sido una casualidad sino que responde a criterios científicos que garantizan la diversidad genética. Once de los dieciséis ejemplares que viajarán en las próximas semanas a Silves son machos y sólo dos –la que vivía en Jerez y Calabacín, un macho nacido en Sierra Morena– son adultos.

Los esfuerzos por sacar a esta especie del peligro de extinción han duplicado la población de estos felinos en Sierra Morena y han facilitado un repunte de la especie en el parque natural de Doñana.