Blanco impoluto

Si ya se han asomado al nuevo mirador Entrecatedrales seguro que han quedado deslumbrados por la brillantez de sus materiales, por ese blanco y reluciente suelo, por esos espléndidos bancos de mármol...

Entrecatedrales es un lugar de privilegio, uno de los pocos que existen en la ciudad y que invitan a pensar, a reflexionar. Es una plaza en la que se percibe tranquilidad, sosiego. Se trata de una construcción que nos hace mirar al mar y recordarnos la suerte que tenemos de poder disfrutar de ese encantador entorno. Una zona que no tiene nada que envidiarle a cualquiera de esas que visitamos con tanto interés cada vez que viajamos a otra ciudad.

Entecatedrales es desde ahora todo un emblema en un Campo del Sur que bien merece actuaciones como ésta y junto a un barrio, el del Pópulo, que por fortuna es hoy en día codiciado por muchos.

No se puede ignorar que la creación de Entrecatedrales ha estado rodeada de polémica, disputa y excesivo debate. Ni se puede olvidar el más que evidente retraso que ha sufrido la obra y la inauguración del esperado mirador. A Entrecatedrales le falta algo de altura para conseguir totalmente el perseguido efecto de evasión. Y es verdad que no es un lugar seguro para niños. Tampoco está concebido para el juego.

Estar allí y no disfrutar del momento es una pena. Asomarnos a ese nuevo balcón tan reluciente y magnífico es un entretenimiento tan agradable que resulta injusto que tropiece con la desesperanza que seguro que ahora ronda por todos los que ya hemos estado. Ojalá algún día sea posible dejar de pensar cuánto tiempo durará en perfecto estado este nuevo espacio.