
El arte sacro español llega a la National Gallery londinense
La exposición, titulada The Sacred made Real', permanecerá abierta hasta el próximo 24 de enero
CORRESPONSAL LONDRES Actualizado: GuardarLondres tiene desde hoy motivos para sobrecogerse, pues en el mismo centro de la capital británica, en la National Gallery de Trafalgar Square, se exponen los cuadros y las esculturas de la España del Siglo de Oro que trataron de suscitar la emoción religiosa a través de figuras sufrientes de los santos y del mismo Jesucristo.
La exposición, que se extenderá hasta el 24 de enero, se presenta en el ala Sainsbury del museo, , construida en los años ochenta y que se ha convertido en el lugar que alberga las muestras temporales y de pago con mayor reclamo posible para el público, que tiene acceso gratuito a la colección permanente de la National.
El montaje de la muestra ha corrido a cargo de Xavier Bray, que es el conservador adjunto de pintura europea de los siglos XVII y XVIII en el museo británico, y que afirmaba ayer que ha costado cerca de diez años juntar bajo el mismo techo y en la capital británica estas 32 valiosas obras bajo el título The Sacred made Real (Lo sagrado hecho real).
La exposición intenta, según Bray, alterar una interpretación común sobre la evolución del arte europeo. Lo convencional es pensar que el realismo pionero del milanés Caravaggio fue emulado por pintores como Velázquez o Zurbarán. La muestra de la National llama la atención sobre el efecto de la escultura policromada española.
La dificultad del montaje se explica porque, por primera vez, según Bray, han salido al extranjero de conventos, museos diocesanos o iglesias españolas, en Madrid, Sevilla o Valladolid, figuras esculpidas por Juan Martínez Montañés o Pedro de Mena, que son adoradas cotidianamente por los feligreses o son expuestas en procesiones.
La gloria y la sangre
La finalidad pedagógica es subrayar cómo esos pintores españoles, conocidos en todo el mundo, aprendieron su oficio en talleres donde se pintaban figuras en madera y crecieron en torno a escultores cuyas obras hiperrealistas, encargadas por la Iglesia para conmover y avivar la fe, tenían en tres dimensiones un naturalismo que Velázquez o Zurbarán quisieron también para sus cuadros.
Las primera críticas en la prensa británica han sido buenas. Se ha destacado el aire un tanto macabro de la exposición, que recibe con una cabeza de San Juan Bautista, obra de Juan de Mesa, y ofrece cristos cuyas llagas o palidez mortal son palpables. Ese aspecto es acentuado por una iluminación teatral, de mucha oscuridad y haces dirigidos a un objetivo exacto.