El algecirista Víctor García trata de robar el balón a Fran Mejías. / ROMÁN RÍOS
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Se impuso el escudo

George Cabrera logra un 'hat trick' en el descuento que evita el ridículo de un Algeciras que estuvo bajo el yugo del Cádiz B

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Dicen que no se gana con el escudo. Pues al Algeciras lo salvó de un ridículo monumental en su visita de ayer al Cádiz B. Eso o, mejor dicho, la calidad de un delantero que demostró a sus compañeros que, para triunfar en el fútbol, hace falta ponerle casta y coraje.

George Cabrera se encargó él solito de desbaratar el gran trabajo realizado por los de Oliva durante todo el partido con tres goles de 9, de esos que hay que estar en el sitio indicado para marcarlos. Los poco más de 35 minutos que disputó el de Gibraltar (Pablo Sánchez lleva dos partidos sin ponerlo de titular por su convocatoria con la andaluza) bastaron para transmitir empuje a los diez futbolistas restantes.

En la cruz de la moneda se acuña el rostro pasmado de otros once jugadores y un entrenador que vieron con asombro como se les escapaba un 3-0 a su favor en apenas cinco minutos que duró el añadido. Moraleja: hay que ser más agresivo en determinados momentos y ante tales circunstancias.

Pero hay una buena historia tras ese sufrido final que merece ser contada. Empieza y llega a su desenlace con un color como protagonista. Ese era el amarillo.

El Cádiz B no se dio cuenta de que estaba jugando -contra todo pronóstico- ante una de las peores defensas de la categoría (lleva 18 tantos en contra y sólo es superado por el colista Cartaya, con 22) hasta que no pasaron 25 minutos. Entre tanto, al Algeciras le dio tiempo a plantarse en el centro del campo y a avisar tímidamente a Ricardo con un disparo de Trujillo que llevaba más intención que peligro.

Pero Ángel Oliva, perro viejo de la categoría, sabía que a poco que Amarilla se espabilase y Rubén Pérez y Javi Catalán soltaran el freno de mano, podían cambiar mucho las cosas. De hecho, la primera jugada con peligro real de los cadistas se convirtió en el 1-0. Mejías agarra la bola en la zona de tres cuartos, ve a Rubén Pérez desmarcado en la izquierda y este pone un centro medido que cabecea épicamente en plancha Javi Catalán al fondo de la red. Los Roberto, Caballero, Benítez y Marcelino volvían a evidenciar que por arriba ni la huelen.

Se animan los cadistas

Porque puede entenderse que ocurra una vez, pero cuando vuelve a repetirse la jugada a los pocos minutos, es señal de que algo falla. Garrido la gana en superioridad muy cerca del área algecirista, pone un centro templadito y Amarilla se la cambia de palo con la testa a un Félix Campos que no pudo hacer nada. Así se llegó al descanso.

Se esperaba que en la segunda parte el rival despertara de su letargo, pero a penas se le vieron más ganas. Víctor García ayer no estaba ni para tirar las faltas (dispuso de tres cerca del área) y Pablo Sánchez decidió sacarlo para meter a George. Fue lo mejor que hizo en todo el partido.

Los minutos se iban escapando y, con ellos, las posibilidades de los visitantes. No existía el medio campo para los rojiblancos, ayer de blanco, porque ni Javi Chico ni Dani Venegas (gran pelotero pero incapaz ayer de desatascar a los suyos) daban una a derechas. El choque llegó así a su recta final. Amarilla hacía el tercero (86') tras otro despiste de la zaga visitante. Todo parecía ir sobre ruedas. Pero George daba su primer golpe. Con el 3-1, Migue la mandaba al palo tras una buena contra. El castigo, por dos veces, lo aplicaba de nuevo el gibraltareño.