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«Desde luego, por lo que sabemos, la organización sólo quería estafar»

CHICLANA Actualizado: Guardar
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Manuel Guerra es, probablemente, el mayor experto en sectas satánicas del país. El sacerdote burgalés atendió ayer desde su domicilio a este medio y dio algunas claves para entender un poco mejor la singularidad de la supuesta secta satánica desmantelada por la Guardia Civil en Chiclana.

«Desde luego que con los actos que realizaban y lo que hacían no podemos hablar de secta satánica; supongo que ellos no eran más que estafadores», explicó.

Catedrático de la Facultad de Teología del Norte de España jubilado hace varios años, Guerra distingue entre sectas de demonismo, sectas de luciferismo y sectas de brujería, «las más habituales», matiza. Lo cierto es que el autodenominado Verdadero Hijo de Satán isleño, Carlos Javier Rojas, estaba lejos de poder ser considerado un satánico en toda regla, pese a la parafernalia, mal gusto con los que había pintado la casa, y resto de elementos (incluidos los sacrificios animales) que llevaba a cabo. «Lo normal es que estos grupos actúen de forma similar y estén muy identificados». Según algunos estudios, en España puede haber casi 60 sectas que funcionan con normalidad, y usan «artimañas para atraer a nuevos adeptos».

El caso gaditano

Este sacerdote experto en grupos religiosos extremos recuerda casos «en los que una hija ejemplar, que sacaba buenas notas y no daba problemas a sus padres, dejó de comportarse así de repente, tras contactar con una secta de tipo satánico». En el caso de los detenidos en Chiclana, el trasfondo no era ideológico, sino mucho más terrenal. Las presuntas estafas cometidas con la venta de coches, y la ridiculez de algunos ritos y actuaciones, hacen pensar que Carlos Javier «no era más que un vulgar estafador, y no desde luego un experto en rituales satánicos».