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Zapatero ve hipersensibles a los israelíes y agotados a los palestinos
Cierra con los soldados españoles en Líbano su gira de tres días por cinco países de Oriente Próximo
ENVIADA ESPECIAL. BEIRUT Actualizado: GuardarEl conflicto en Oriente Próximo es un drama que no tiene sentido; un problema enquistado y difícil de resolver, en parte por la enorme hipersensibilidad de los israelíes y también por el agotamiento de los palestinos. Un engranaje pesado en el que Barack Obama puede ejercer como palanca. Ésa es la impresión que, grosso modo, se ha formado José Luis Rodríguez Zapatero tras su intensivo viaje de tres días por Siria, Israel, Palestina, Jordania y Líbano.
El presidente del Gobierno resumió así sus impresiones, poco después de subirse al avión oficial en Ammán, penúltima etapa del periplo. Venía de recorrer en coche la distancia que separa Jerusalén de la capital jordana; un cambio de planes realizado a última hora. Estaba previsto que ese trayecto se hiciera por aire, pero Zapatero quiso ver con sus propios ojos y con los apuntes y explicaciones del ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, el cinturón de asentamientos israelíes, el desierto de Judea y el valle del Jordán.
Fue un punto más en el acelerado programa que ayer le llevó a reunirse con el rey Abdalá I, y después en Beirut, con el presidente libanés, Michel Suleiman, y el primer ministro en funciones, Fouad Siniora. Suleiman, que estará la próxima semana en España, no desaprovechó la ocasión para dar al jefe del Ejecutivo su punto de vista en el conflicto. La presencia española, afirmó, da una dimensión regional a la causa palestina.
El broche de oro a la gira de Rodríguez Zapatero por Oriente Próximo tenía que ser Líbano porque es el único país donde la presencia española es tangible: 1.100 soldados participan en la misión de Naciones Unidas para estabilizar la frontera con Israel y ayudar al Gobierno a ejercer su autoridad en la zona. Pronto serán muy probablemente 200 más, porque España asume el mando de la FINUL, que de manos del general italiano Claudio Graziano pasará a las del general Alberto Asarta. El presidente del Gobierno anticipó que España estará «a la altura» de la responsabilidad encomendada.
Zapatero quería trasladar a las tropas lo orgulloso que se siente de la tarea realizada en un lugar clave para la paz y la seguridad en el mundo. Y también la satisfacción de la sociedad española por «la profesionalidad y el rigor» con el que colaboran por la convivencia en un país que señaló como «clave» para «la estabilidad, la paz y la seguridad en muchas latitudes del mundo».
«Aquí estáis ganando la seguridad y la estabilidad y ésa es la clave para un futuro de prosperidad», aseveró. El jefe del Ejecutivo se mostró convencido de que esta misión quedará grabada en «la memoria» de España y comunicó a los militares españoles un mensaje «muy especial de cariño» y de respaldo de parte del Rey.
'Fanta', no
Al margen de sus palabras, la visita de Zapatero, Moratinos y la ministra de Defensa, Carme Chacón, dio a los soldados otro motivo de alegría. Ayer pudieron tomar vino. Es habitual que cuando en la base de Marjayun (y en cualquier otra) se recibe a una autoridad se celebre un almuerzo y se haga un brindis. Pero en la base de Miguel de Cervantes está prohibido beber alcohol. A lo sumo, un par de cervezas el fin de semana.
La explicación oficial es que con este gesto se respetan las tradiciones de los lugareños. Los soldados lo achacan más bien a la disciplina. El pasado 12 de octubre, Fiesta Nacional, tuvieron que brindar con Fanta. Ayer, con el presidente del Gobierno se resarcieron.
Aunque no fue él quien primero elevó copa y, cosa extraña, no fue tampoco el que gritó el clásico ¡Viva el Rey!, sino el jefe militar al mando. En su primera visita a las tropas españolas en el Líbano, en 2008, a Rodríguez Zapatero ya se le echó en cara que hubiera omitido el Viva España y se limitara a brindar por el monarca. El asunto no habría llamado la atención de no ser porque uno de los presentes respondió con el otro grito.
Ésta es la segunda visita del presidente del Gobierno a las tropas desplegadas en enero de 2008.