Coti traerá esta tarde al Falla los temas de su último disco, 'Malditas canciones'. / LA VOZ
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«La música se diferencia entre buena y mala, no entre comercial o no comercial»

El cantante argentino actúa esta noche en el Gran Teatro Falla dentro del festival VivAmérica

CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Un nombre complejo para una carrera compleja. Roberto Fidel Ernesto Sorokin ( Rosario, Argentina) ha sido arreglista, compositor para los demás y cantautor por derecho. Muchas cosas. Su Color esperanza le puso banda sonora al corralito argentino y se hizo más famoso con Nada de esto fue un error. Muchos saben solamente de él que se llama Coti y que suena en la radio. Se presenta esta noche en Cádiz en la el Gran Teatro Falla dentro del festival VivAmérica. Su propuesta, Malditas canciones.

-Ha sido las dos cosas, ¿qué diferencia hay entre ser artista de éxito y sin papeles en España?

-Bastante, aunque los problemas de un inmigrante ilegal no tienen que ver con que uno sea cantante de éxito o no. Yo no tenía papeles pero ya era un artista conocido. No he tenido los problemas de otros. He sido un inmigrante con suerte. Realmente me vine como una elección personal, no como el último recurso.

-¿Queda espacio para el optimismo real?

-Siempre hay espacio para la esperanza. Tenemos mucho que aprender de pensadores optimistas como Sábato o Benedetti. Si no cabe esperanza ¿qué hacemos aquí? Lo que une a la música popular es el amor, el desamor, siempre el amor y la esperanza.

-Dice que usted es popular, no comercial. ¿Puede explicar la diferencia?

-Digamos que hay gente que hace música popular y que vende discos. Siempre ha sido así, desde los Beatles. No hay diferencia, son dos cosas distintas. Hay gente a los que interesa solamente hacer un producto que venda y otros hacen música genuina y venden discos.

-¿A veces hay que pedir perdón por vender?

-Ese es un prejuicio de gente que no entiende absolutamente nada. Cualquier grupo de esos que piensan que vender es malo es a la vez fan de los Beatles, con lo que la contradicción es enorme. La música es buena o mala, no comercial o no comercial.

-Color esperanza fue un himno en la crisis argentina. Ahora que estamos en otra ¿piensa que la música tiene realmente poder de cambiar cosas?

-En Argentina solamente ha pasado eso en dos ocasiones, una vez con Sólo le pido a Dios, cuando la Guerra de Malvinas y veinte años después con Color esperanza. Supongo que cuando la gente se siente identificada con algo común hay un subconsciente colectivo que se siente acompañado. No es algo directo a la conciencia de las personas, pero sí que es una unión de conciencias.

-¿Se siente más orgulloso de las canciones que conoce todos lo de las que no han salido?

-Te sientes orgulloso de una canción por muchas razones. Algunas me gustan porque son muy redondas, porque llegaron en un momento especial. Algunas se hacen favoritas porque las hace el público.

-¿No siente ninguna envidia cuando triunfa una canción suya en boca de otro?

-Nunca me ha fastidiado. Compuse canciones para mucha gente como muchos otros que componen porque tienen que pagar el gas o la luz. La canción siempre sigue siendo tuya, eso es para siempre.

-Cantarla en un estadio debe ser un plus.

-Si, desde luego. Siempre sientes más tuyas las canciones que has grabado, pero voy cambiando eso poco a poco. Ahora a veces las canto en directo y no descarto hacer un disco con esas canciones. Sería un disco de versiones originales.

-¿Ese es su próximo disco?

-Ríe- Sí, puede ser.

apaolaza@lavozdigital.es