vuelta de hoja

Vistos desde fuera

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El Fondo Monetario Internacional ha decidido meterse en lo que sí le importa y como no puede darnos dinero nos da consejos.

Exige a España que recorte gastos y reduzca su déficit, que según sus cálculos se desbocará hasta más del 12 por ciento, mientras discuten los encargados del hipódromo. Algunos hablan de una total reestructuración de la banca y otros creen que lo más urgente sería reestructurar la mentalidad de los banqueros, pero nadie discrepa sobre nuestra singularidad: somos la única gran economía que no saldrá de la recesión en 2010. Contra las personalidades fuertes no hay nada que hacer.

El Financial Times, que no es que nos tenga manía, ha calificado a los bancos españoles de «depredadores». La verdad es que siguen generando beneficios sustanciales. Son la envidia de otros bancos europeos zozobrantes y constituyen un ejemplo de cómo se puede vivir con el agua al cuello sin tragar ni gota. Los del FMI advierten de que la economía española no puede mantener eternamente el déficit exterior, pero basta con no hacer caso de sus advertencias. Allá ellos. ¿Quién habla de penurias? La suma de las pensiones de los consejeros ejecutivos arroja la cifra de 416 millones de euros para repartir entre 16 personas. Es mejor no hacer cuentas para evitar que nos llamen demagogos. Preferible dar saltos de júbilo, que de ahí viene la palabra jubilación, por lo bien que van a vivir algunos pensionistas. No deja de ser una revancha del colectivo, y las comparaciones sólo son odiosas para una de las partes comparadas. Visto desde fuera el panorama es sombrío, pero si se contempla intramuros es peor. Los gestores de la crisis son muy malos, tirando a pésimos, pero seguimos teniendo gestores privados excelentes. Algo es algo, pero no debieran llevárselo todo.