ASÍ LO VEO

P. G. E. ¿Góticos o neoclásicos?

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Las decisiones de política económica son plasmadas, reflejando conceptos y cifras, en la Ley de Presupuestos Generales del Estado, convirtiéndose así en la Ley fundamental de cada ejercicio. Ésta se erige en el instrumento crucial con el que cuenta el Gobierno para encauzar la economía del país. Uno de sus objetivos debiera consistir en inspirar confianza a los operadores económicos. Esto sólo es posible siempre que la formalización de los mismos se fundamente en principios económicos generalmente aceptados y referidos a la racionalidad, eficacia, eficiencia, equilibrio presupuestario y fuente de inspiración de la necesaria seguridad jurídica.

La ministra Salgado subraya que los presupuestos presentados «sientan las bases de la recuperación» y son «austeros en cuanto contienen el gasto público sin precedentes en los últimos años». No sólo el FMI y la OCDE la contradicen, sino que la gran mayoría de expertos piensan que la consecuencia de estos presupuestos supondrá la retracción del consumo, del ahorro, la inversión. alejando cualquier atisbo de recuperación, a la vez que cualquier reactivación en el empleo.

La crisis económica se combate desde los presupuestos y desde la legalidad vigente, que ahora más que nunca es preciso modificar, para permitir a la economía española encontrar la senda del crecimiento. La experiencia me dice que esto no se producirá. Los presupuestos de 2009, se hicieron sobre la base de la negación de una crisis evidente y atendiendo a la aritmética electoral, negociándolo con partidos nacionalistas. Los presupuestos vigentes preveían un superávit sobre el PIB del 2%, cuando tendremos en realidad un déficit que superará con creces los 100.000 millones de euros, equivalentes al 12,3% del PIB español. En los del 2010 se contempla un exceso de gasto sobre ingresos del 8,1% del PIB. Lo que se demostrará falso a todas luces en su momento. Será mucho mayor. Toda una falacia. La imprevisión del cuadro macroeconómico presentado por el Gobierno con ocasión de los presupuestos de 2009 y ahora con los de 2010, deben ser encumbrados a la consideración de auténtica chapuza nacional, imposibles de creer y sustentados en la inverosimilitud de una situación a todas luces falsa y errónea.

Ya no sé si los P.G.E pueden calificarse de góticos o neoclásicos, pero lo que sí les puedo decir es que no apuntan a la ortodoxia exigida en una situación como la presente. Cuando la izquierda española se refiere a la política económica de la derecha, la califica de rancia, ultramontana y casi gótica, vamos algo más que visigoda, yo diría que visigótica. Ocurre que la rancia y progre izquierda, desde siempre ha sido gótica del todo. Los presupuestos son como los estilos arquitectónicos, acordes a los tiempos. Son como el marchamo de un país, su marca. Así es que sí ZP quiere vender la marca España en el extranjero, lo que me parece bien, que muestre el toro de Osborne, de corte neoclásico puro en metal y pintado de negro. Sí lo que pretende es vender el gótico, que le lleve a Obama una maqueta de la Catedral de Sevilla, esa si que es gótica y de la mejor. En un mundo más que mediático, la imagen de un país es fundamental, tanto que "es lo de más y no lo de menos". Ahora que la Pasarela Cibeles se ha trasladado a Nueva York, hágase acompañar siempre de ella. Si en el Falcon no caben todos, utilice un Hércules, el pueblo español se lo agradecerá de corazón.