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Bienvenido cabezazo
La testa del delantero portuense rescata un ápice de virtud de un partido desvirtuado y coloca al Cádiz B en la zona alta tras su tercer triunfo seguido
PUERTO REAL Actualizado: GuardarSeguramente el Cádiz B termine la temporada en la zona noble de la clasificación. Cualquiera podría apostar por que, en esta Tercera División devaluada (veánse los fichajes que han realizado equipos como Portuense, Cartaya, Los Palacios, Dos Hermanas..., en su mayoría de divisiones inferiores o buscando el mejor precio; o la situación tan delicada por la que atraviesa el Puerto Real, inmerso en un juicio que puede salvar su economía o hundirla definitivamente), el filial amarillo consiga luchar incluso por dar el salto de categoría.
Pero la sensación que deja su juego es la de que le falta la chispa, la ambición del que se quiere abrir camino en el difícil mundo del fútbol. Las exigencias del resultado matan al espectáculo. La primera parte que se vio ayer ante el Pozoblanco no fue nada honrosa para el deporte rey. Seguramente la lectura del que está dentro pueda ser completamente distinta, pero en la grada se sienta un público al que hay que agradar.
Cuenta este filial, no obstante, con buenos jugadores. Hombres a los que poder pulir, con recursos y de solvencia. Esa que ayer le dio tres puntos más a los amarillos. Con once en su casillero y a falta de que se cierre la jornada, igualan a los cordobeses y duermen a uno de los puestos que dan derecho a disputar la fase de ascenso.
Y es que ayer se impusieron los galones. La cabeza pensante del equipo, Caballero, puso un centro perfecto en el descuento para la cabeza del hombre que más ha agradecido su incorporación al filial. Bienve colocó su testa de forma exquisita y la ajustó al palo para que Díaz no pudiera hacer nada por sacarla. El de El Puerto vuelve a jugar un poco más adelantado y abandona ya la posición de mediocentro.
Bloque competitivo
Que no se vea un fútbol vistoso no quiere decir que el equipo no haga muchas cosas bien. Oliva ha sabido meter la intensidad competitiva a jugadores que se están haciendo. Muchos de los problemas que año tras año manchaban el arranque liguero, como los goles en despistes defensivos en los primeros y los últimos minutos de los partidos, la falta de picardía, y la mordiente ofensiva, parecen haber desaparecido.
Al menos de lo que pudo verse ayer en el tapete, el equipo estuvo siempre metido en el partido.
El rival, de oficio y el árbitro, también. El uno sólo mostró orden y robustez. Tan solo David Aguayo mereció haber arrancado su golito. De hecho, lo tuvo pero fue anulado por falta dentro del área. El otro, falta de criterio. Once tarjetas parecen demasiadas para lo poco que pasó en el campo. Debió además expulsar a Díaz por manos fuera del área y sólo le mostró amarilla.
No se puede negar, pues, que el equipo poco a poco gana en competitividad, pero sacrifica algunas otras cosas. De nuevo hombres como Amarilla o Rubén Pérez se vieron eclipsados. El juego directo parece que no les beneficio. Al equipo, no obstante, le permite estar muy bien clasificado.