Ampliando los límites del arte
En los casi 30 años que Sacha Franco lleva dedicados al mundo de la pintura ha conseguido crear un estilo propio y una técnica pictórica que aún no se había practicado
JEREZ Actualizado: GuardarDecía Picasso que un pintor pinta para vender, pero que un artista pinta para sí mismo. Sus palabras viajan en el tiempo y vuelven a la vida en forma de influencia para Sacha Franco. Este artista ha saboreado el arte desde que era un niño. Ha mirado con ojos de pintor un día a día que iba encerrando en lienzos. Y mientras aprendía a romper las barreras propias, desplazó los límites del arte con la creación de una técnica que nunca había sido utilizada. Se trata de una historia de superación y de búsqueda, de alguien que en los tiempos que corren es capaz de triunfar sin renunciar a su visión personal del mundo.
«No me di cuenta de que podía ser capaz de mezclar colores y de hacer una buena obra sobre lienzo hasta los 15 años. Estaba en Nueva York todavía, porque aunque llevo 23 años en Jerez nací allí. Mi forma de pensar, de trabajar y de hacerlo todo es muy americano. A los 15 años ya pintaba, pero fue cuando me di cuenta de que tenía algo de talento y de que podía hacer cosas. Dejé todo lo que estaba estudiando para dedicarme a pintar». Comenzaría así su camino autodidacta. Bebería de la influencia de Botero, de Goya, de Picasso, de Modigliani, e iría descubriendo la inquietud artística que siempre le acompañaría. En la evolución que seguía a medida que avanzaba con sus cuadros se puede destacar, por ejemplo, un periodo en el que todas las figuras de sus lienzos aparecían carentes de ojos.
Terreno desconocido
Como en la vida de todo artista, sentimientos y trabajo entablan una simbiosis de indudable dependencia. Pasó temporadas alejado de los pinceles, aún a sabiendas de que una parte de sí mismo quedaría aparcada entonces. Su propia visión del arte fue cambiando con el tiempo, como reconoce al explicar que en los comienzos sí que trabajaba para vender piezas, pero que su pretensión cambió con el paso de los años. Puede que su faceta como artista quedase trastocada tras el descubrimiento de una nueva técnica pictórica inexplorada, porque sin saberlo estaba dibujando un punto de no retorno para la estética de sus cuadros.
Todo empezó mientras «estaba haciendo una obra hace seis años ya. Puse la pintura sobre el lienzo, y después con un pincel fino hice muchos círculos, para que la gente cuando se acercase a la obra viera los círculos que hacía con la brocha». Siguió con esta metodología -ampliamente utilizada en el mundo de la pintura- durante 8 ó 10 horas hasta que, cansado, lo dejó y se marchó a dormir. «Cuando me levanté al día siguiente me di cuenta de que no había repasado una parte de la obra haciendo círculos con el pincel, y que la pintura ya estaba casi seca. Entonces cogí un palillo de dientes y empecé a hacer los círculos con él. Lo que hacía era arrastrar la pintura haciendo círculos sobre el lienzo, la arrancaba y el blanco del lienzo sobresalía. Tomé la decisión de hacer una obra utilizando dos colores, el blanco y negro, y el palillo de dientes». Fue una experiencia realmente fructífera. Descubrió que podía hacer las sombras utilizando estos palillos y que, además, podía conseguir el matiz de color que buscaba a partir del tamaño de los círculos.
La técnica se fue desarrollando con otros instrumentos añadidos, como las puntillas y los bastoncillos de los oídos, y los soportes se ampliaron a la cerámica y cristal. En cuanto al nombre, la designación elegida fue la de Circulismo. «Circulismo es una técnica de dibujo con lápiz en la que se hacen muchos círculos -explica-, se usan también lápices de colores y es una forma de pintar una obra realista. Tomé la decisión de utilizar ese nombre porque es lo mismo que hago yo sobre pintura».
Una visión diferente
A Sacha Franco le puede inspirar desde una de las obras más reconocidas que ha dado la humanidad, como Las Meninas, hasta una imagen cotidiana, como unos girasoles. «Nunca he ido a la universidad, he aprendido yendo a museos, a galerías de arte, o incluso en Internet mirando a la gente. Cojo ideas así, pero siempre lo hago a mi manera».
En su ideario artístico figura la necesidad de crear y de encontrar su hueco personal en el mundo de la pintura. Piensa que «muchos pintores pueden pintar y hacer incluso una obra realista, pero yo creo que eso lo puede hacer cualquier persona que tenga un profesor bueno y algo de práctica. Sin embargo, para crear algo completamente diferente tiene que venir de dentro».
Esta noche la madrugada volverá a observar trabajar a Sacha. Puede que continúe una obra que le tenga secuestrado más de 50 jornadas, o puede que emprenda un proyecto que acabe en cuestión de minutos. Da lo mismo. En cuestiones de arte, sólo el talento da garantías para el éxito.