Una velada familiar en La PazEl derribo más esperado de todos los tiempos
Actualizado: GuardarA quel invierno de 1974, el que sería penúltimo año de la dictadura de Francisco Franco (aunque nadie lo sabía entonces, evidentemente), la ciudad de Cádiz dijo adiós a la antigua Residencia Zamacola, que fue derruida ante la mirada expectante de miles de gaditanos. De sus escombros se erigiría el actual Hospital Puerta del Mar, que, de hecho, también está a punto de seguir los pasos de su antecesor antes de mudarse a Puntales.
Per entonces, en 1974, alrededor de 3.000 barrenos y 80 kilos de dinamita plástica fueron necesarios para tirar el mayor edificio derribado hasta ese momento en Europa con explosivos. Cayeron 60.000 metros cúbicos de escombros, todo un espectáculo seguido por una multitud de ciudadanos, que se congregó para despedir a su hospital.
La gran mole de siete plantas se vino abajo. Un estallido seco y el solar quedaba listo para comenzar las obras de la nueva residencia, que debía estar lista en un plazo de 22 meses.
El trabajo de demolición fue realizado por diez obreros expertos y tres ingenieros de minas. Duró tan solo medio segundo y los bomberos comenzaron a regar la Avenida y las aceras para que en tan sólo diez minutos pudiera reanudarse el tráfico. Era una época en la que tampoco había tantos vehículos como hoy en día.
Desnudo en Simago
Por aquellos días también ocurrió un suceso que dio mucho que hablar en la ciudad durante mucho tiempo. Un hombre entró desnudo en los almacenes Simago, recién inaugurados.
Tras provocar un escándalo ante los clientes que ocupaban en esos momentos el establecimiento, el individuo fue detenido y llevado a las dependencias de la Policía Nacional, donde aseguró que lo que buscaba era demostrar que era un hombre de la única forma que pensó que se podía demostrar.
Una de payasos
Por otro lado, aquel invierno el payaso gaditano Popey, nacido en el mismísimo barrio de Santa María, tuvo su particular tributo por parte de sus colegas de profesión.
Tras regalar a sus compañeros de trabajo y a los ciudadanos en general (niños, sobre todo) durante años todo tipo de chistes, en 1943 tuvo su primera experiencia en el circo. Más de tres décadas después, y después de haber consuido hasta dos veces dos veces el Premio Nacional de Circo, en 1974 la empresa del Circo Bruselas le rindió un homenaje por su larga carrera años haciendo reír al público español.
En diciembre de 1974, el guionista Antonio Labajo, actual responsable de la programación teatral de la Sala Anfiteatro, sólo tenía un añito. «La que me tiene en sus brazos es mi madre, María del Carmen. La foto la hizo mi padre en la Barriada de la Paz, cuando el segundo puente no era ni una necesidad y el Corte Inglés ni existía. Por aquella época yo no tenía más preocupaciones que comer y dormir», recuerda Labajo.