«Yo estaría siempre embarazada»

Ana Rosa Quintana dijo, en junio de 2004, que tenía la edad y situación emocional adecuadas para asumir el reto. ¿Cuál? Ser madre a los 48 años, y nada menos que de mellizos. Aquel verano fue uno de los más felices que recuerda porque fue «plácido y armonioso», a pesar de que su embarazo podía considerarse de riesgo. Ella se encontraba fenomenal, tanto desde el punto de vista físico como anímico. «Si por mí fuera, estaría siempre embarazada. ¡Me sentía estupendamente!».

Dice que no cambió para nada su rutina; la única novedad fueron los mimos. «Siempre que íbamos a visitar a los amigos, todos me miraban. Me decían que me sentara, que no cogiera peso... Me llevaban, me traían... Era genial, parecía una reinona». Montó hasta en barco, pues aceptó sin vacilar la invitación de unos conocidos para pasar una semana en Palma de Mallorca. Allí tomó el sol, se bañó en las aguas cristalinas de calas desiertas y tranquilizó a su anfitrión que, asustado, temía que el barco pegara botes intempestivos que alterasen el estado de la presentadora.

«El mejor verano de mi vida está por venir, no sé dónde, pero sí sé con quién... ¡Con toda mi familia!». Un deseo que, por cierto, ya hizo realidad en 2004. Entonces disfrutó de la compañía de sus seres queridos: su marido, su madre, su hijo mayor, sus amigos... Los planes de todos coincidieron y pudieron disfrutar de unos merecidos días de descanso en Sotogrande (Cádiz), la plataforma operativa veraniega desde la que Ana Rosa esperaba con ilusión a sus bebés. «No tenía otro proyecto inmediato, no debía volver en septiembre, no tenía trabajo. Íbamos al cine constantemente; fue un verano como antiguo». Qué tiempos.