Abanicos y ventiladores, los grandes aliados de estas noches de pesadilla. / FRANCIS JIMÉNEZ
BAJO EL SOL

Noches para no pegar ojo

El calor no da tregua en las madrugadas con temperaturas que no bajan de los 23 grados El viento de suroeste eleva la humedad y provoca la sensación de bochorno

| CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Ni fantasmas, cuchillos o broncas con el jefe. Las peores pesadillas que se están colando estos días en las camas de los gaditanos son invisibles pero molestas, pegajosas e insufribles. Si en esta historia de sueños y desvelos los protagonistas tienen aspas, a estas alturas ya sabrá que el malo se hace llamar calor y su escenario predilecto es el verano. Lo conoce porque está acostumbrado a combatirlo con la llegada de la canícula. Sin embargo, a lo que uno no está habituado es a soportarlo cuando trata de acudir a su cita con Morfeo. Hasta hace una semana, fecha desde la que le dio por aparecer con el agravante de la nocturnidad y más fuerte que nunca. Por lo menos, de lo que ha transcurrido de la temporada estival.

El fuerte calor que azotó ayer a toda españa y puso en alerta a 33 de sus provincias no se vio traducido en la altura de los mercurios de Cádiz, pero sí en la sensación de bochorno. Aunque no se pueda hablar de récord, estas veladas ya se han colgado la etiqueta de horrorosas. Si lo normal en esta estación es que por la noche los termómetros apenas rocen los 20 grados, en los últimos seis días no sólo lo han sobrepasado ampliamente, sino que se han situado más allá de la temperatura que los expertos consideran está el umbral del sueño.

La mínima más alta se registró la madrugada del jueves 13, cuando en Cádiz y San Fernando se superaron los 25 grados -datos ofrecidos por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)-. La noche siguiente, el calor fue algo más benévolo y se situó en los 24,4 en La Isla y en 24 rasos en la capital. El día de las barbacoas -el sábado- el infierno no procedió de los aparatos para brasear las chuletas, sino de los medidores de centígrados. De nuevo 25 largos en San Fernando, más de 24 en Cádiz y algo menos de esa temperatura en Vejer. Sofocante.

Viento del suroeste

A partir de entonces, la tónica general de la noche gaditana ha sido idéntica: más de 20 grados de mínima en Cádiz, San Fernando, Vejer e, incluso, Tarifa. En Jerez las inclemencias del mercurio se han hecho notar en las horas de sol, con máximas que estos días se han disparado hasta los 37 grados. No obstante, en la ciudad del caballo es donde se ha constatado la mayor diferencia entre temperaturas, ya que cuando se llega a la madrugada, no se pasa de los soporíferos 19 grados.

El meteorólogo Diego Patrón explica que la causa de la calina es la brisa de suroeste que aumenta la sensación de humedad, provocando que de los reales 23 grados se pase a una sensación de 26. Terrorífico. «Por la mañana sopla Levante y suben las temperaturas, que en estos días no han sido especialmente altas, se produce un desequilibrio de presión y hace que sople el poniente y aumente los niveles de humedad», sostiene Patrón. Y es que como en casi todo en la provincia, el viento, o cómo sople, es determinante. «Se nota el Levante seco que viene del interior y hace que la humedad sea insoportable», comenta Jorge Vidal, un ceutí que pasa unos días de vacaciones en Cádiz.

Donde sí batieron récords en la madrugada del martes fue en Almería y Málaga, que soportaron unos históricos 25,4 grados. En la Bahía gaditana, sin embargo, «ocurre todos los veranos», asegura el meteórologo, aunque «sí es cierto que es la primera vez de este 2009 en el que se experimenta un periodo tan prolongado de mínimas tan altas».

Las mínimas tropicales, como los expertos llaman a los más de 20 grados, que se están aguantando esta semana, concuerdan con un incremento de la temperatura global. Esto es, el verano de 2008 fue, de media, un grado y medio menos que lo que se lleva de este año.

Aunque la AEMET no tiene a Cádiz en su nómina de ciudades en alerta, las cifras ofrecidas por la propia agencia dejan entrever que, al menos, restan dos noches de intenso calor. Otra vez con los incómodos 23 grados. Si el antagonista de sus sueños aguanta con la misma fuerza, que giren más las aspas. Otra, no queda.