
Bisbal, del vivero a Miami
El líder indiscutible de la generación OT protagonizará esta noche en La Victoria, a partir de las diez, el concierto del verano
| CÁDIZ Actualizado: GuardarEs normal que España se volviera loca. La historia de David Bisbal tiene todos los ingredientes del cuento clásico, pero aliñado con algo de brillantina televisiva y un punto de fiebre teen. Resulta que el chaval era un negado para los estudios, que mataba las tardes tarareando temitas de Luis Miguel y pasando tres kilos del latín y la aritmética, así que su padre le puso las pilas y lo recolocó en el vivero municipal de Almería, para que le cantara rancheras a los geranios en vez de perder en tiempo en el instituto.
Bisbal, tocado de aquella melena primeriza a lo Shirley Temple, consumía su vida entre raíces, plantones, pesticidas y saquitos de estiércol, aunque en el fondo de su alma de joven artista adolescente latía la intuición de que la vida lo llamaría para hacer grandes cosas. Le pasaba lo mismo que a Harry Potter, pero con invernaderos al fondo.
Un buen día, el productor de la orquesta Expresiones descubrió que el jardinero tenía buena planta, y además bordaba los gorgoritos, así que lo fichó para su esperada gira estival. En esas andaba, anónimo y feliz, cuando decidió participar en un proyecto catódico llamado Operación Triunfo. Su llaneza y su talento (en ese orden) conquistaron a un público ávido de nuevos ídolos. Qué bien saltaba. ¡Y qué química con la Chenoa! Para comérselos.
David quedó segundo en el pódium del concurso, pero primero en el de la vida, porque a Rosa López, la valkiria castiza y granadina que celebraba Europa, se la está comiendo, a pedacitos, el olvido. En sus trabajos posteriores al fenómeno triunfero apostó fuerte por los ritmos mestizos y por las letras arriesgadas. Lo tituló Corazón Latino. Se hinchó a vender. De Bulería, el disco en el que insistía en sus principios creativos, largó más de un millón de copias. Continúa en el candelero con Premonición, un disco donde se aprecia perfectamente su madurez creativa, aunque a los oídos del neófito pueda parecer que hace lo mismo que cuando empezó.
A pesar de todo, David no ha cambiado. Sigue siendo el chico sencillo, tímido y amable que le cantaba por las tardes a las madreselvas de su Almería natal. O, al menos, eso dicen en el foro de su página web. Aunque se haya mudado a Miami.