LA CUARTO DE PALABRAS

Revisión a Darwin

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Estaba el otro día en San Rafael, la sala de espera llena. Sale la enfermera (clavá a Julie Andrews) y dice «¿Para la vacuna...?». Hizo los ciento ochenta grados de mirada al colectivo paciente pero nadie se dio por aludido (el que fuera había ido a tomar café), así que, con la espontaneidad que da el egoísmo (ya ve, estaba allí pa una radiografía), le dije «Si es pa la gripe A, soy yo». Hubo sonrisas. De alguna manera (era mi segunda intención, la primera, si colaba, era vacunarme) lo pretendí. Pero después me dio mal rollo, estando por medio Julie Andrews ¿y si era sonrisas y lágrimas...? Dándole al cavile llegué con la cuestión hasta cuando Darwin era niño... qué digo, más, llegué hasta cuando todavía no había ingresado (según el aidoísmo) en la especie humana y estaba en un vientre. Pero los que estaban en la sala habían llegado más lejos que yo en la involución de las especies: «Los gays que estén a punto de adoptar, es como una embarazá ¿no?» decía una. Un hetero lo negó («Un carajo», dijo), ese quería que vacunaran a los futbolistas, «Por na del mundo me pierdo la liga de Ibramovi y Ronaldo». «Y Tristán» le dijo otro, y dice, «Eso, y to los abonaos del Cadi...» La lista de grupos de riesgo y servicios esenciales subía como la espuma. «Y los camareros qué, estamos levantando una economía ¿ahora nos vais a sepillá?» (un antidarwiniano empezó a apuntarlos: Camareros), «Apunta a los autores de carnaval, pisha», le dijo el de al lado (cierto, dejábamos lo esencial). «Dependientes del comercio que no cierra a mediodía». Aquello parecía Va un español, un francés y un judío... «¿Y por qué no compran vacunas con el dinero del puente? así nos quitamos el problema de la rotonda...» (joé, qué equilibrá la mujer). «Así se podrían vacunar hasta los políticos» dije («¿Qué haces? no los apuntes todavía, cojones»). NOTA: la radiografía, bien, sin problema.