Opinion

Diálogo en quiebra

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

L a deriva en que se ha adentrado el diálogo social, encallado tras verificarse la incompatibilidad de las propuestas que negocian el Gobierno, los sindicatos y la patronal, se arriesga a un inquietante fracaso un año después de que el Ejecutivo y los agentes económicos escenificaran su voluntad de afrontar desde el entendimiento y el consenso la respuesta frente a la crisis. Los contactos se han quebrado en un momento espinoso, coincidiendo con los datos de la EPA que se conocerán hoy y que permitirán determinar el impacto del paro en nuestro país, además de con el cierre de un curso político que se reanudará con el desafío para el Gobierno de aprobar sus Presupuestos Generales. La renuncia a promover unas negociaciones que incluyeran aquellos aspectos en los que podían registrarse más fricciones, pero difícilmente evitables ante los rigores del ciclo recesivo y de los cambios estructurales que precisa nuestra economía, tenía como objetivo promover un acuerdo al menos de mínimos pese a que su contenido no resultara tan ambicioso como la situación exige. La posibilidad de que incluso eso no se consiga, tras las fallidas conversaciones de los últimos días y la tensa cena del miércoles en La Moncloa, proyectaría una muy negativa imagen de desunión que agudizaría, a su vez, la que ya ha cundido en el ámbito político. La advertencia del Gobierno de que legislará si el diálogo se quiebra definitivamente debe suponer no sólo un señuelo, sino la asunción de la responsabilidad que le compete en la dirección de la política económica. Pero ello no sólo exigiría la adopción de medidas que aseguren la protección a los más desfavorecidos -como la prórroga en la cobertura por desempleo-, sino también hacer frente más decididamente a los retos planteados por un cambio de modelo forzoso.