Una ayudita
Actualizado: GuardarAcaba de terminar en L'Aquila (Italia) la cumbre denominada G-8, compuesta por los principales líderes económicos del mundo y de los G-5, o sea, líderes de los cinco países con más problemas, más desigualdades y con mayor índice de población, China, India, Suráfrica, México y Brasil. La cumbre se ha cerrado con importantes acuerdos, no son los suficientes, pero al menos, se ha dado un pasito adelante, que falta hacía. Sobre el comportamiento climático se ha hecho mutis por el foro pasando página, una vez más, con el consiguiente riesgo que corremos todos y la poca atención prestada por sus señorías los grandes jefazos. La desertización, huracanes, desbordamientos y otros extraños fenómenos naturales, no parece ser un problema gordo para ellos ya que privan intereses que están muy por encima del cambio climático. La ayuda a África nos llena de alegría y satisfacción, esperando que esos 15.000 millones de dólares aportados por los líderes mundiales, entre ellos España con 1.000 millones, llegue al pueblo y no se quede en el camino como siempre ha sucedido. Los pueblos más necesitados del mundo lo necesitan urgentemente, sobre todo África, el noble y sufrido continente negro que ya no le quedan siquiera lágrimas para llorar.
A pesar de estos adelantos, hay que seguir esforzándose, desde la dignidad y el respeto, en favor de los pueblos oprimidos y explotados. De los pueblos que pasan hambre y mueren niños inocentes por falta de alimentos y medicina. Conciencias como la del diputado inglés que ha dicho que «a las pateras hay que hundirlas» son las que provocan las iras y los odios. Europa no puede permitirse de ninguna de las maneras que un mamarracho de los parlamentos de sus estados miembros predique doctrinas demoníacas.