El actual portavoz cree que el nuevo candidato será 'sugerido' a los afiliados. /ÓSCAR CHAMORRO
RAFAEL ROMÁN PORTAVOZ DEL PSOE EN EL AYUNTAMIENTO

«En estos momentos, voy por libre»

El diputado y concejal socialista advierte que seguirá como portavoz hasta el final y señala que «hacer quinielas ahora sobre el candidato a la Alcaldía es estúpido»

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Puede decir las cosas más alto, aunque él presume de que sus armas no son el volumen de voz, sino la ironía y el sarcasmo. Desde luego, lo que no puede es hablar más claro. Se queda hasta que le pidan que se vaya y avisa a los navegantes: ojo con los arribistas.

-Acláreme primero lo más urgente. ¿Se va, se queda, le van?

-No, no, no. Uno habla de lo que está en su mano. En mi mano está tomar decisiones de lo que me afecta. Voy a ser concejal hasta que termine el mandato. Lo dije desde el primer momento y dije también que no sería más veces candidato. Lo que ya no está en mi mano es seguir de portavoz. Mientras tenga la confianza de mis compañeros, voy a seguir y aspiro a seguir representándolos. Con una salvedad: si el candidato que ponga el PSOE es miembro del grupo, le cedería la portavocía.

-¿Y es probable que lo sea?

-Caben dos posibilidades: que sea o que no sea. Si no es, no hemos dicho nada y si es, haré honor a la palabra que le estoy dando.

-Se dijo que aceptó ir como candidato la segunda vez a pesar de que no quería. ¿Es la hora de que se sacrifiquen los demás?

-No, no era tanto no querer, sino entender que yo ya había hecho el esfuerzo que mi partido me demandaba. La primera vez Zapatero y Chaves se pusieron de acuerdo en que yo fuera el candidato. Recuerdo que fui a recoger a Zapatero a Algeciras y sentado en el coche con él -lo digo porque las cosas tienen su ritual, ahora tengo menos posibilidades de sentarme en el coche con él que cuando no gobernaba- me dijo: «¿Vas a presentarte por Cádiz?» Y yo le dije: «No, no, no». Y él dijo: «Pues yo creo que sí vas a serlo». Y ahí fue una especie de anuncio. Lo anunció Manolo Chaves en la Diputación Provincial de Cádiz sin consultarme, estando a cinco metros de mí, en un corrillo de periodistas. Yo diciendo que no y los cargos del partido diciendo que sí. Otros compañeros han dicho que no, en circunstancias similares a las mías, como Magdalena Álvarez y Carmen Calvo. Yo no me vi en la posición de negarme. Era lo mínimo que podía hacer por la organización a la que he pertenecido durante tanto tiempo. En la segunda ocasión, creía que ya había dado el impulso necesario a la candidatura, teníamos las encuestas parecíamos que no íbamos a ganar y creía que era el momento en que un momento de gente nueva peleara durante cuatro años para formar un equipo diferente que tuviera posibilidades algo más adelante. En esa ocasión tampoco me hicieron caso. El segundo resultado electoral me gustó menos que le primero. Creía que íbamos a sacar más concejales pero la realidad se ha mostrado tozuda y en lo que a mí se refiere, dura. Y me eché a la espalda y a la cara el resultado que obtuvimos y voy a estar ocho años en la Oposición. En 2011 terminará un ciclo de mi vida de representación municipal.

-Si usted pudiera nombrar sucesor o sucesora, ¿a quién señalaría?

-Afortunadamente, no puedo.

-Ya me imaginaba que no iba a entrar al trapo...

-No, así me ahorro la respuesta. La decisión va a ser sugerida, por decirlo finamente, a los afiliados y ellos la refrendarán. En estos momentos hacer quinielas es un poco estúpido. Es verdad que existe ese morbo en la sociedad, pero creo que no ha llegado el momento de nombrarlo.

-Los desencuentros con algunos dirigentes locales han sido intermitentes. ¿Le han perdonado ese ataque de sinceridad suyo con lo de las obras del Castillo?

-Llevo en el partido socialista 35 años y es muy difícil encontrar personas con las que no haya tenido discusiones políticas, más en tiempos pasados en los que teníamos muchas banderías. Ahora respiramos un ambiente de una cierta unanimidad y si hay discrepancias, son larvadas que no se suelen manifestar en público. Lo que yo dije no hacía referencia al partido, era una referencia a un acontecimiento institucional que teníamos que preparar bien y creo que no fue bien entendido. A alguno le prepararon el guión para que dijeran lo que dijeron, que a mí no me agradó. Pero parece mentira, la política da unos cambios tan súbitos que hoy aquello parece tan lejano y la polémica tan enterrada, que es verdad que fui profético en lo que dije pero las circunstancias han cambiado radicalmente. Han cambiado las personas y las razones. Quedó como un aviso y nadie me puede quitar esa capacidad de dar ese aviso. Nadie me quitó la razón. Me dijeron que tenía que haberlo dicho en el seno del partido. Como usted comprenderá lo había dicho un montón de veces. Yo no lo considero un incidente grave.

-¿Estará la plaza de Sevilla en 2012?

-A estas alturas creo que es prácticamente imposible tener el proyecto completo. Lo que sí pasa con este, con la Ciudad de la Justicia y el hospital, es que se han impulsado porque venía el Doce. Para el legado del Bicentenario, no es relevante que estén para 2013 ó 2014. Desgraciadamente, en ese legado entraba el hotel Valcárcel y tampoco va a estar. Y esa sí era una infraestructura necesaria para darle dignidad al alojamiento en el Doce.

-¿Y no cree que el retraso de la Ciudad de la Justicia es ya sangrante?

-Yo firmé el primer acuerdo en el año 2002 y a mí me parece que está siendo una espera demasiado larga y creo que esa manera de gestionar no es la correcta.

-A usted que le gusta hurgar en las actas municipales y relativizar todo. ¿Cómo se verá todo lo de 2012 en años posteriores?

-Creo que en Cádiz van a pasar acontecimientos extraordinariamente importantes como no han pasado desde la celebración de las Cortes. Va a dar lugar a que las más altas personalidades políticas y del arte, la literatura y la vida ciudadana vengan a Cádiz y que además llegarán por alta velocidad o entrarán por el segundo puente, que será el símbolo de ese Bicentenario. En muchos aspectos será un acontecimiento mundial y en otros iberoamericano o nacional y de eso no nos libra nadie. Habrá grandes incomodidades para los ciudadanos, pero Cádiz se va a poner en los noticieros durante muchos días. A partir de ahí, la estrategia de 2013 debe ser sacarle rendimiento a la diferencia que Cádiz tiene.

-¿Y qué va a ser de Rafael Román en los próximos años? No me diga que lo que decida su partido...

-Yo en política lo he sido casi todo y estoy abierto a poder aportar con mi experiencia, que es mucha, al Partido Socialista, pero no me corresponde a mí. Yo no voy a pedir nada. Estoy un poco por encima de eso.

-¿Han resucitado los romanistas?

-En absoluto. No tengo ninguna tendencia en el partido ni la quiero tener. Me lo han criticado los que colaboraban conmigo, pero cuando dejé de ser presidente de Diputación, les dije que no había ninguna tendencia que tuviera mi nombre. En estos momentos voy por libre y coincido con las sensibilidades del partido en unas cosas o en otras, pero en modo alguno grupalmente. Eso en política tiene sus riesgos, pero para eso uno es torero. Mi lealtad al proyecto socialista está por encima de todo. No voy a poner mi hoja de servicio delante de nadie. Los máximos dirigentes del partido saben que pueden contar conmigo para casi todo. Para lo que no se va a poder contar es para la intriga, la división, la maledicencia... Creo que también debo estar por encima de todo eso.

-¿Es un aviso a navegantes?

-Sí, sí. Al partido viene mucha gente que viene a servir al partido, a los ciudadanos y traen sus bagajes y lo ponen a disposición del partido y luego el partido los utiliza, el tiempo que lo necesita y cuando no los tienen que utilizar, siguen su vida profesional. Es verdad que yo no soy un modelo demasiado a seguir, porque llevo 30 años en la primera circunstancia, pero el modelo el modelo contra el que hay que estar es contra el que viene a servirse del partido y no aporta ninguna hoja de servicio laboral ni profesional, sino que vienen al partido a medrar. El partido tiene que estar atento y discernir entre unas cosas y otras. Son personas de otras procedencias ideológicas que se presentan con carta de naturaleza cuando no tienen afinidad con nosotros. El partido tiene que hacer una política de higiene democrática. Ojo con los arribistas -y este aviso vale para todos los partidos-, porque son carne de corrupción y transfuguismos.