TRIBUNA LIBRE

Cultura, Tecnología e innovación

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En el Año Europeo de la Creatividad y de la Innovación conviene recordar que las denominadas Industrias Culturales y Creativas (ICC) tienen en este sentido un alto potencial. Bajo la denominación ICC se encuentran actividades artísticas con productos únicos (artes visuales, escénicas, patrimonio), industrias culturales con reproducción masiva (cine, TV, música, libros, prensa...) y actividades creativas (arquitectura, diseño, publicidad). Es fácil imaginar el impacto económico y social de este sector. En España supusieron en torno al 3% del PIB en 2007. Ese impacto es aún mayor porque son industrias que como esencia de su acción generan significados sociales y culturales y aportan innovación a otros sectores, como el turístico. Con este mismo enfoque de capacidad creativa e innovadora, nos encontramos con las tecnologías, en especial con las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC). Las TIC, es bien sabido, representan muchas cosas al mismo tiempo. Son medios de comunicación, de expresión, posibilitan la creación de redes sociales, son interactivas, visuales, horizontales. Establecen valores y conceptos relevantes y compartidos (web 2.0). En la cultura de internet lo visual adquiere un notable protagonismo y nuestros hijos, como buenos nativos digitales, usan la estructura hipertextual de la web desde pequeños.

La innovación se dirige al mercado aportando valor. Una buena estrategia para innovar es la mezcla, junto a una actitud abierta a lo diverso y a las oportunidades. ¿Qué ocurre si mezclamos cultura, arte, patrimonio con tecnologías de la información, de la imagen, de la comunicación? Pues que surge un abanico de posibilidades y de proyectos difícilmente acotable.

Para generar proyectos innovadores (incluidos los empresariales) necesitamos formación, interacción, intercambio. Existen cada vez más centros que desarrollan espacios y entornos creativos en los que se produce esta integración múltiple de tecnología y cultura, de formación e investigación, de creación y consumo cultural. Buenos ejemplos, en España, son la fundación LABoral-Centro de Arte y Diseño Industrial, en Gijón, en la antigua Universidad Laboral, el Barcelona Media, una fundación de la Universidad Pompeu Fabra para innovar en el sector de la comunicación con un Laboratorio sobre Cultura y Turismo, o el máster sobre Ingeniería Cultural de la Universidad Europea de Madrid.

En medio de la crisis y en la búsqueda de nuevos modelos tanto empresariales como educativos parece que estos temas forman parte de las soluciones posibles. De ellos hablarán representantes de las entidades citadas, entre otras, en el curso de la UCA titulado como este artículo, que se impartirá los días 6,7 y 8 de Julio en el Aulario de La Bomba, en el marco del proyecto T-CULTURA (Tecnologías y Empresas de Base Cultural).