CHARLETAS GADITANAS

El comercio gaditano

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Se ha creado una polémica por aquello de que el comercio gaditano actual parece ser que no colabora en lo concerniente a la apertura en horas que no son las comerciales para atender a esa gran entrada de cruceristas que semanalmente nos visitan.

Salvo algunas mesas que se ocupan en los dos bares y cafeterías de la calle Columela, el resto se ven paseando con sus botellas de agua, y una mayoría haciendo fotos en la provisional Plaza de Abastos, porque allí tampoco se ven que compran.

Cuando nuestra ciudad era punto de entrada y salida de barcos que cruzaban el Atlántico rumbo a las Américas sí que el comercio estaba a disposición de los que de aquí partían o llegaban a todas horas. Recuerdo esa calle Nueva, prácticamente puerta del muelle, con su comercio de entonces vendiendo nuestros productos. Mantones de manila, velos, mantillas de blonda o pañuelos de cuello. Aquellas muñecas de gitana de la Fábrica de Marín de Chiclana o los turrones de Cádiz, de Viena y El Pópulo. ¡Cuántos se llevaban algunas botellas de vino y coñac del marco jerezano o alguna manzanilla de Sanlúcar!

Cuando se anunciaba la llegada de aquellos trasatlánticos, como los de Cabo de Hornos o Cabo de Buena Esperanza, Magallanes o Satrústegui, de los cuales muchos tripulantes eran gaditanos, aquí se embarcaban caballos y corridas de toros. ¿Quién no recuerda aquellos exportadores de gallos de pelea que existían en Cádiz y su provincia? Los Breitas, los Melus, Baldomero Ortega o Pepe Manteca son algunos ejemplos.

En una época ya anterior era el medio de locomoción para la ida y vuelta de los toreros que marchaban para aquellas tierras para derramar ese arte tan nuestro como es el toreo. Siempre digo que hoy se vive mejor, pero tampoco esa época era tan «malota».