Otra vez elecciones

El próximo domingo, otra vez elecciones. De nuevo tenemos que acudir a las urnas para depositar nuestra papeleta ejerciendo uno de nuestros mejores derechos democráticos. En esta ocasión nos corresponde elegir parlamentarios para Europa. Europa, ese ente abstracto que quiere pero que, de momento, no parece que funcione lo bien que debería. Ese ente que ha servido para que nos llegue el euro que tanto nos ha trastornado a todos, que ha encarecido de manera desorbitada nuestras economías y que todavía tenemos que traducir a pesetas para darnos cuenta de lo que valen las cosas. En resumidas cuentas, ese ente, que sirve para que muchos políticos que no hacen carrera aquí se vayan allí a no se qué. Desde que estamos en Europa hemos perdido exportaciones agrícolas, ganaderas y si hablamos de la pesca para que te cuento.

Pero lo malo de estos comicios europeos no es esto que acabo de comentar. Desde que se pusieron en marcha las campañas de los diferentes partidos no hacemos más que oír ataques, insultos, descalificaciones y toda clase de barbaridades de unos y otros. No se por qué, pero me da la impresión de que la clase política se cree que somos tontos. Cada vez que hay elecciones se quitan las corbatas, se ponen los vaqueros y aparecen en los mítines pegando berridos y diciendo barbaridades en mangas de camisa. Salen a las calles y a los mercados, donde no van en la vida, a repartir flores o besos y apretones de manos a diestro y siniestro pidiendo el voto.

Ahora toca Europa y parece que de estos resultados depende todo. De nuevo acudiremos a las urnas con la sensación de que vuelven a engañarnos. Luego, como siempre, comenzarán con sus tejes y manejes haciendo de su capa un sayo. Los nuevos eurodiputados se marcharán a Bruselas y se olvidarán de nosotros ¿Hasta cuándo?