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PSOE y PP centran el debate electoral en la disputa por el uso del Falcon
Los socialistas acusan a Rajoy y Trillo de usar aviones oficiales para ir a mítines, y el Gobierno anuncia que regulará el uso del transporte oficial por parte del presidente
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarPSOE y PP parecen decididos a dilucidar el último tramo de la campaña electoral en una piscina de barro. Si en los mítines y en las ruedas de prensa nunca se habló de Europa, pese a ser la razón de los comicios, ahora ya no se habla ni siquiera de política nacional. La grave crisis económica, las cifras de paro, la trama Gürtel o el interés del PP por convertir las elecciones en una moción de censura han pasado al segundo plano y ahora todo es avión Falcon y reproches personales de nepotismo en una espiral que parece que no ha hecho más que comenzar.
En ese barrizal, la vicepresidenta María Teresa de la Vega mantuvo ayer un tono institucional y, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, defendió la normalidad del comportamiento de José Luis Rodríguez Zapatero y adelantó que, para que en el futuro la oposición no pueda hacer un uso «demagógico y manipulador» de este tipo de hechos, el Ejecutivo va a «complementar la regulación existente» sobre el uso de medios públicos de transporte por parte del presidente. Sí quiso dejar claro que lo único que van a hacer es llevar a la norma «lo que se viene haciendo desde el principio de la democracia».
Desde que el lunes se supo que Rodríguez Zapatero había utilizado el avión militar para desplazarse el domingo al mitin socialista de Dos Hermanas (Sevilla), los dirigentes populares se lanzaron al cuello del secretario general del PSOE, le acusaron de poner recursos públicos al servicio de su partido, de despilfarrar en tiempos de crisis y de hacer uso particular del dinero de todos los españoles. «Esto no lo ha hecho ningún presidente ni ningún miembro de gobierno de la democracia», le espetó el líder del PP, Mariano Rajoy, el miércoles en el Congreso.
El propio presidente impuso de entrada al Ejecutivo y al partido «prudencia» en la respuesta por ser «un asunto sensible y de Estado». El análisis del partido fue que el PP, de manera «irresponsable», «ha inventado un falso escándalo» para «embarrar la campaña» y «desviar la atención» de las sospechas de corrupción que acosan a varios de sus dirigentes.
Pero el jueves todo cambió. Rodríguez Zapatero, ante lo que consideró como «feroces y desleales» ataques del principal partido de la oposición, anunció que esa misma noche volvía a utilizar el Falcon para acudir a un mitin en Asturias.
La fontanería socialista comenzó a moverse y se conoció que más de 30 chóferes de la Generalitat valenciana -gobernada por el PP y presidida por el investigado Francisco Camps- denunciaban el uso particular de los coches oficiales por parte de varios consejeros en días libres, para ir a misa, al teatro o incluso para recoger la paella.
En pocas horas se supo que, según consta en los registros de seguridad, Mariano Rajoy, en contra de lo que había dicho, usó un Myster en 2003 para viajar a Mallorca, cuando era vicepresidente del Gobierno, el mismo día que dio varios mítines de elecciones municipales en Baleares. La misma filtración añadió que, en la misma campaña municipal, el entonces ministro de Justicia, Federico Trillo, usó el avión militar al menos en diez ocasiones para desplazarse a ciudades de todo el país, zonas en las que terminó dando mítines y participando en actos del PP.
«Es mentira»
Rajoy respondió a la filtración con un rotundo «es mentira». Reconoció el uso del avión militar el 9 de mayo de 2003, pero indicó que el motivo era presidir en Mallorca una reunión del consejo de administración de Patrimonio Nacional. Sobre el hecho de aprovechar el viaje para dar una rueda de prensa y varios mítines en Baleares no dijo nada.
El líder popular añadió que Rodríguez Zapatero tiene que dejar de «echar porquería sobre los demás» y decir «si va a seguir haciendo lo que hace». Después, en un mitin de campaña en la ciudad de Castellón, insistió en que «tiene que explicar por qué va en avión y los demás no». «Se lo voy a decir todos los días de la campaña», avisó.
A coro con el presidente del PP subieron a la palestra los tres primeros espadas conservadores. La secretaria general, Dolores Cospedal, calificó de «soberbia indescriptible» la reiteración en el uso del Falcon y dijo que el presidente le «falta al respeto a los cuatro millones de parados».
La portavoz parlamentaria Soraya Sáenz anunció que tratará de que el Congreso apruebe una resolución que ponga coto al uso particular del transporte público y que reclame al PSOE los gastos de los aviones, porque «los españoles no tienen por qué pagar a Zapatero la campaña». El portavoz nacional del partido, Esteban González Pons, concluyó que «es una soberbia indecente volar en aviones oficiales a actos de partido cuando la Guardia Civil no puede patrullar porque le falta gasolina».
El comité electoral socialista, en un comunicado, acusó al PP de «doble moral» y exigió a Rajoy y a Trillo «explicaciones urgentes». El cabeza de lista socialista, Juan Fernando López Aguilar, recordó en declaraciones a TVE que el PSOE, entonces en la oposición, «no dijo ni una palabra» de la boda de la hija del presidente José María Aznar, pese a que, en este acto privado «se derrocharon y despilfarraron muchísimos recursos públicos».
El dirigente valenciano Francec Colomer no quiso dejar de poner su granito de arena y recordó a Rajoy que debe cesar a Carlos Fabra, para el que la Fiscalía pide dos años de cárcel.