El devenir de los héroes
Distintos caminos han seguido los protagonistas del último ascenso del Cádiz a Segunda logrado en el Juan Guedes; una hazaña que marcó un antes y un después
| CÁDIZ Actualizado: GuardarHan pasado seis años, pero la vida da muchas vueltas. Las suficientes para darse cuenta de que, en el fútbol, un día puede estarse arriba y otro abajo. Los protagonistas del último ascenso del Cádiz a Segunda, conseguido en el Juan Guedes de Las Palmas en 2003, han seguido distintos caminos, pero todos parten desde un punto común.
Fueron los héroes que propiciaron que, después de nueve temporadas de sinsabores, el Cádiz retornara a la Liga de Fútbol Profesional y emprendiera un nuevo camino, una nueva era en su casi centenaria historia.
Después de tocar el cielo, a unos les ha ido mejor que a otros, pero todos guardan un grato recuerdo de aquella tarde del 29 de junio.
La portería en aquella ocasión fue defendida por Armando. Con el Cádiz ha vivido lo mejor que le puede pasar a un futbolista. Los éxitos le han ido llegando en la madurez de su carrera, pero como dice el refranero, más vale tarde que nunca. Llegó con 28 años procedente del Barakaldo y pasó toda una década en el club de la Tacita. Fue en Cádiz donde se hizo grande pues vivió el ascenso a Segunda de la mano de Jose González y pudo cumplir su sueño de jugar en Primera. Cuando menos lo esperaba, el Athletic, club de sus amores, llamó a su puerta y ahora está viviendo un idilio que va ya por la segunda temporada.
Sin duda, Velázquez es uno de los jugadores más queridos de ese equipo que tocó el cielo en Las Palmas. Carranza no olvida al pit bull, futbolista sacrificado que entendía el cadismo como una forma de vida. Sufrió un gran revés cuando supo que no iba a vestir de amarillo en la Liga de las Estrellas. Fue cedido al Lorca de Emery que tan buena temporada completó en Segunda, volvió un año después al Cádiz y a raíz de ese momento comenzó un periplo que le ha llevado a pasar por clubes como el Portuense y el Águilas, donde ha finalizado esta temporada.
El cadismo recuerda a Sambruno como un hombre de la casa, comprometido con sus raíces y sus colores. Disfrutó del premio del ascenso con una temporada en Segunda. Después marchó a Castellón, otro club al que se lo dio todo y con el que alcanzó un nuevo ascenso a la categoría de Plata. Después vivió dos intentos fallidos en el Leganés y la Cultural Leonesa antes de recalar en el Portuense, donde ha soportado con la humildad que le caracteriza un sin fin de calvarios.
Abraham Paz es probablemente el que mejor recuerdo tenga de esa tarde, pues un gol suyo de penalti supuso el empate ante el Universidad de Las Palmas y el consiguiente ascenso de categoría. Ha vivido lo mejor y lo peor vestido de amarillo, pues por caprichos del destino fue el que falló la temporada pasada un penalti que podría haber supuesto la salvación matemática, precisamente ante el Hércules, club con el que actualmente pugna por volver a ser de Primera.
Del campo al banquillo
Con lágrimas en los ojos se despidió Alejandro Varela el día que anunció que se marchaba al Ciudad de Murcia. Dijo que volvería y se fue con un compromiso sobre la mesa para formar parte del organigrama deportivo. Y así fue. Uno de los grandes de la historia reciente del Cádiz es ahora técnico del equipo juvenil.
La estrella de aquel equipo del ascenso era sin duda Matías Pavoni. Aportaba la alegría, el exotismo, el desparpajo en las labores ofensivas. En Cádiz vivió seis temporadas y echó raices, pero una suculenta oferta del Asteras Trípolis griego le hizo cambiar de aires a mediados de la temporada pasada.
En la sala de máquinas funcionaba incesante Roberto Suárez. Era el motor del equipo, el que hacía y deshacía desde el centro del campo. El fútbol lo premió con un ascenso a Primera y después vivió sus últimos días como futbolista en las filas del Portuense. Actualmente colabora con sus comentarios técnicos en este medio y Punto Radio.
El más incisivo, la revolución de esa temporada, fue David Palacios. Una gran campaña que le valió para firmar por el Rayo Vallecano. En el conjunto madrileño dio dos buenas campañas y después pasó por Logroñés, Granada, Portuense y Puerto Real. Al quedarse sin equipo se fue a San José de la Rinconada para no perder la forma y ahora lucha por dar el salto a Tercera División.
El mejor Dani Navarrete se vio en aquella campaña del ascenso. Desborde, desparpajo y velocidad eran sus mejores armas por la banda. Eso le valió para firmar por el Hércules en Segunda, donde no encontró fortuna. Tras su periplo en Terrassa y Los Barrios, ha terminado este año en el Atlético Baleares.
Israel despuntaba aquel tiempo en la delantera. Tras despedirse de Carranza tiró hacia el norte y pasó entre otros por Guijuelo y Santa Marta antes de colgar las botas. Actualmente reside en Salamanca.
Vicente, por su parte, se encuentra disputando la fase de ascenso a Segunda B con el San Roque de Lepe. En Melilla sufrió una grave lesión de rodilla de la que afortunadamente pudo sobreponerse.
Zafra es otro de los que se recuerda con cariño por su entrega y su desparpajo. La temporada del ascenso disfrutó del premio de jugar un año en Segunda y después se marchó al Portuense, donde hasta ahora ha estado realizando labores en la secretaría técnica.
Raúl Navas formaba parte de ese grupo de gaditanos que imprimía casta al equipo. La fortuna no le sonrió en Cádiz pero actualmente es el portero titular del Córdoba.
Por esa plantilla también pasaron Manolo de Gomar, que ha terminado una campaña satisfactoria en el Roquetas, Víctor García, que se ha pasado un año en blanco en el San Fernando, Sergio Iglesias, que lucha por subir a Segunda con el Sabadell, Sergio Cruz, que ha terminado esta temporada en el Granada Atlético o Salguero, que ya colgó las botas.