La otra romería de alcalá
Actualizado: GuardarNo ha sentado demasiado bien en Alcalá de los Gazules que los grupos pro vida promoviesen ayer una manifestación en dicha localidad contra la Ley de Salud Sexual y Reproductiva cuyo anteproyecto aprobó el jueves el Consejo de Ministros. Quizá ante el manifiesto suscrito por numerosas asociaciones locales, entre cuyos firmantes aparecen reconocidos cofrades de la Semana Santa Local, la Plataforma Hazte Oír, impulsora de Derecho a Vivir y que llevó el microbús rojo de su campaña hasta la patria chica de Bibiana Aido, ministra de Igualdad, dejara finalmente claro que no se trataba de una protesta simbólica en dicha localidad, sino de una nueva escala de dicha iniciativa que anteriormente recaló en Jerez de la Frontera y en El Puerto de Santa María. En gran medida, esa nueva romería a Alcalá de los Gazules supuso un fiasco. Entre los alcalaínos, hay quien discrepa de alguna de las medidas que figuran en la ley y muchos de ellos jamás han votado al PSOE, pero tampoco les gusta el trato que por ello están dispensando a su paisana, que personificó Fernando Sánchez Drago con su pintoresco «Heil Bibiana», comparando con Austwitch la ley de interrupción voluntaria del embarazo. Por eso, ayer no acudió ni el cura párroco al reclamo de los antibortistas. Las imágenes de los medios de comunicación apenas transmitían los vítores de queremos vivir por parte de unas treinta personas apiñadas junto a una pancarta que rezaba: «Bibi, vive y deja vivir». Mientras, el pueblo se llenaba de cartelones con un claro lema: «Nosotros si te queremos».
En este asunto, a Bibiana Aído le han surgido respaldos mucho más allá de las casas del pueblo de su partido. Es el caso, por ejemplo, de la carta que ha girado a través de foros de opinión y de correos electrónicos Lola Sanisidro -feminista histórica de Cádiz y concejala de Izquierda Unida en El Puerto de Santa María--. Más allá de respetar el derecho de cualquier individuo a manifestar su opinión en público, ella hace hincapié en que, en este caso, «se trata de una movilización que no pretende reclamar un derecho propio sino recortar el derecho de otras personas; los convocantes se manifiestan para limitar o anular el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestro propio cuerpo y contra nuestra elección del momento y las circunstancias en las que decidimos tener hijos».
Pero también recalca un claro aspecto de la manifestación de ayer que, quizá por ello, ha supuesto que el tiro le saliera por la culata a los convocantes de esa iniciativa en Alcalá de los Gazules y es que, a juicio de Lola San Isidro, «las organizaciones que convocan la manifestación del autobús muestran un desconcertante sentido de la democracia: Se trata, y no lo ocultan, de personalizar en la ministra de Igualdad el objetivo de la protesta.
Pues bien, en nuestro país, hoy en día, las leyes las aprueba el parlamento y el gobierno vela por su correcta puesta en marcha para que los derechos alcancen a todos y todas y para que los deberes sean igualmente observados. Señalar de esta absurda manera a la ministra de Igualdad se ancla en la antigua, falsa y despreciable estrategia de cargar sobre la persona, tratando de generar una especie de linchamiento moral».
«Quienes hayan tenido esta ocurrencia muestran un pobre sentido de la decencia democrática y no terminan de asumir que, en democracia, la ley es una creación colectiva que se realiza a través de nuestros representantes democráticamente elegidos. Si el objeto de sus protestas es la ley, ahí están las instituciones y las ciudades que albergan las instituciones. No hay nada inocente en esta convocatoria, el lugar elegido y la argumentación sobre el lugar elegido nos remiten a actitudes inquisitoriales, a juicios de dios con reo y sambenito», concluye no sin preguntarse también qué quieren los manifestantes: «¿Están reclamando que vayan a la cárcel las mujeres que, por circunstancias que sólo a ellas es dado valorar, deciden interrumpir su embarazo? ¿O acaso reclaman que se vuelva a los abortos clandestinos para las mujeres sin recursos? ¿Cuál es exactamente su reivindicación? Quiero saberlo. Millones de hombres y mujeres queremos saberlo».