Desmantelan una trama que amañaba bodas de coveniencia para 'sin papeles'
Cinco personas han sido detenidas, entre ellas una vecina de Cádiz que cobraba por empadronar parejas en su vivienda Más de 30 peticiones de permisos de residencia paralizados
| CÁDIZ Actualizado: GuardarLa red está repleta de ofertas y demandas para contraer matrimonios. No buscan amores eternos ni una cita romántica ni escarceos sexuales, sino una puerta legal para obtener un permiso de residencia en España, y así se anuncian, sin medias tintas. De esa necesidad hay quien hace negocio, como revela la última investigación realizada por la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Comisaría Provincial de Cádiz, que ha terminado con la detención de cinco personas -tres hindúes, un pakistaní y una mujer gaditana- que amañaron matrimonios de conveniencia y falsificaron documentos para cumplir los requisitos que exigen la ley.
Este tipo de prácticas ya se han detectado en otros puntos del país, donde hay comunidades grandes de inmigrantes. Pero Cádiz era un terreno por explotar. Eso pudo ser lo que animó a los detenidos a utilizar la Oficina de Extranjería de la capital para colar los enlaces interesados y solicitar los papeles que regulan la estancia en España, según explicaron fuentes policiales.
Pero llamaron demasiado la atención. A finales de octubre, los funcionarios de la citada oficina comenzaron a recibir peticiones que entre sí guardaban extrañas semejanzas: las parejas las formaban hombres de Pakistán y la India y mujeres portuguesas en su mayoría. Si bien, también se han detectado casos en los que las contrayentes eran españolas, de pueblos cercanos a Valencia.
Estocolmo y Gondomar
Las nacionalidades no eran lo único que hacía sospechar. Sorprendía que todas las bodas se hubieran celebrado en dos puntos remotos: Estocolmo y Gondomar (Portugal) y que sin conocerse las parejas entre ellas, hubieran elegido como lugar de residencia Cádiz. Como las peticiones no paraban de llegar a la Oficina de Extranjería, la Subdelegación del Gobierno decidió en marzo poner el caso en manos de la Policía para que indagara qué podía haber detrás de estos pintorescos matrimonios.
Para obtener el permiso de residencia por la vía del matrimonio con un ciudadano comunitario, además de la celebración del enlace, es necesario justificar mediante empadronamiento una residencia fija. Y estos documentos fueron la pista definitiva para los agentes de la UDEV, que vieron en ellos dónde estaba la trampa. Las primeras gestiones confirmaron que las parejas habían indicado domicilios de Cádiz que en realidad son oficinas. Uno de los expedientes aportaba las señas de la Delegación de Hacienda y todos se habían afincado curiosamente en una zona muy concreta de la ciudad: Bahía Blanca y los aledaños de la Comisaría. El nombre de la operación policial -Acacias- viene dado por la calle donde está situada la Oficina de Extranjería. Llegados a ese punto, la Policía tenía la convicción de que no estaba ante verdaderas historias de amor.
Dos parejas se habían afincado en la misma casa y tras confirmar la Policía que ni tan siquiera residían allí, la propietaria del inmueble pasó a ser la primera detenida. Se trata de una vecina de Cádiz, de 50 años, sin antecedentes y que terminó reconociendo el engaño. Aseguró a la Policía que lo había hecho por pena, pero en realidad había cobrado unos 300 euros por cada empadronamiento.
Pero la investigación aún seguía coja, ¿quién había puesto en contacto a los contrayentes con esa mujer? Los agentes llegaron hasta un grupo de indigentes que suele merodear por San Juan de Dios.
Mendigos utilizados
Las falsas celestinas habían recurrido a personas sin formación y con problemas de inserción social para que firmaran las autorizaciones de empadronamiento en sus casas. Cuando fueron interrogados, muchos ni se acordaban y, por supuesto, tampoco sabían de dinero alguno. La Policía sospecha que fueron engañados.
Cuando creían estar en un callejón sin salida, uno de los implicados acudió a la Oficina de Extranjería para preguntar por el estado de su solicitud. Cuando la investigación se abrió, todos los expedientes sospechosos habían sido paralizados. Los funcionarios alertaron a la Policía, que siguió los pasos del individuo hasta Barrio Nuevo (Conil). En una casa de campo vivía el ciudadano pakistaní, junto a tres hindúes. No habían descuidado ni un detalle y en el buzón habían colocado el nombre de uno de ellos y el de su esposa, que en realidad estaba en Portugal. La trama se auto alimentaba de nuevos miembros entre los recién casados, que pasaban a captar clientela para el negocio.
Los agentes de la UDEV obtuvieron una autorización para entrar en la finca y en ella hallaron más de 50 certificados de empadronamiento falsos, pasaportes de ciudadanos pakistaníes e hindúes y fotocopias de DNI. Los cuatro inquilinos de la vivienda fueron detenidos y puestos a disposición judicial en Chiclana. Al igual que la vecina de Cádiz, se encuentran en libertad aunque imputados en dos delitos de falsedad documental y favorecimiento de la inmigración clandestina.
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