
«España no acepta todavía que el mayor poeta de su historia fuera 'gay'»
El hispanista defiende en Cádiz que la «homosexualidad fue el principal motor» creativo del poeta granadino y denuncia «el ocultismo que ha practicado la familia»
| CÁDIZ Actualizado: GuardarLa obra de Lorca no existiría sin una pena recóndita, sin una búsqueda continua, sin un hondo lamento. Para el hispanista Ian Gibson, que visitó ayer Cádiz la Feria del Libro de la mano de las Presencias Literarias de la UCA, la raíz última de ese fértil desasosiego no fue otra que «el rechazo, la vergüenza, el miedo y el desprecio» que el poeta sentía hacia sí mismo por su condición de homosexual, «contra la que combatió durante la mayor parte de su vida y que no es más que la interiorización de lo que la sociedad del momento deparaba a los gays».
Después de un largo trabajo de investigación «en el que se han mezclado pesquisas históricas y detectivescas» -según explicó el articulista de LA VOZ Juan José Téllez, responsable de presentar a Gibson- el investigador irlandés concluye que la «angustia crónica de Lorca por sentirse un hombre marcado, su pánico a que lo tomaran por marica» influyó de manera tangencial en toda su creación, «por más que durante décadas, tanto su familia como algunos críticos cobardes, se hayan empeñado en lo contrario».
«La familia de Lorca siempre se ha negado a mencionar este aspecto, lo ha obviado de una manera ridícula si tenemos en cuenta el peso evidente que la homosexualidad tiene en poemas como los que conforman los Sonetos del Amor oscuro, o en su Oda a Walt Withman», denunció Gibson, quien se mostró especialmente beligerante con Francisco García Lorca, hermano del genio, «alguien capaz de escribir un ensayo sobre el mundo de Lorca dándole la espalda a todo lo que tuviera que ver con sus tendencias». A esa «suerte de conspiración» para «ocultar» la homosexualidad de Lorca «se han sumado legiones de críticos cobardes que no hacían ninguna referencia al tema en la edición crítica de sus obras, quizá por miedo a que sus familiares les cerraran el paso a los archivos del poeta».
Destrucción de pruebas
El empeño ha sido tal que el hispanista está seguro de que «se han destruido pruebas, como cartas o diarios, para seguir salvaguardando la honra del poeta». Gibson también reservó una buena dosis de ironía para explicar por qué retomó a Lorca después de «haber decidido cerrar completamente ese capítulo». «Mi agente es un catalán serio, muy obcecado, al que no se le puede decir que no a nada, y además me ofreció un suculento adelanto», bromeó. «En cualquier caso mi intención nunca ha sido buscar el morbo por el morbo, sino arrojar luz sobre un aspecto interesadamente ignorado, y reivindicar una verdad incontestable, grande como una catedral».
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