Aquellas tardes de gloria...
El San Fernando apela a su historia y espera salir airoso de un choque a vida o muerte en el que se juega su supervivencia ante el Puertollano
| SAN FERNANDO Actualizado: Guardar«Esto ya no es lo que era» comentan, indignados pero sin querer perder la esperanza, los niños de la Segunda A. Esos que vivieron en sus carnes la gloria pasada de un equipo que atraviesa por uno de los peores momentos de su historia. Esos que han transmitido a las generaciones posteriores su amor por unos colores, por unas raíces que han formado parte de su identidad. Los mismos que sienten que una buena parte de sí se desmorona poco a poco.
Mayores y jóvenes, unidos por un mismo sentimiento, acudirán esta tarde a Bahía Sur con la preocupación lógica de saber que puede consumarse el descenso de categoría, que toda la ilusión de una temporada se puede ir al traste en 90 minutos. Lo harán y llenarán el estadio, a buen seguro, porque saben que ahora, cuando tal vez menos se lo merece, es cuando más lo necesita.
En los momentos más complicados es cuando hay que girar la cabeza en busca de una esperanza. En este caso, pasa inevitablemente por arrancar una victoria ante el Puertollano. El triunfo de la historia, de la grandeza de un club soberano que fue y que se duele de un estocazo de muerte.
Hay que sacar lo mejor de uno mismo para salir adelante en los tiempos difíciles. San Fernando y el San Fernando pasan por uno de ellos. Cuando la soga aprieta salen a relucir todas las vergüenzas. Pero ahora están todas las cartas sobre la mesa. Estallaron los impagos de unos gestores corruptos que se fueron por donde había llegado. Se rompió el hechizo de un cantamañanas que hipnotizó a propios y extraños. Entonces, con todo lo que habían dejado, no quedaba otra que mirar hacia adelante. Estábamos solos en esto.
Lo de esta tarde no es ya cuestión de dinero. Las situaciones difíciles han hecho mucho daño a un grupo que ha dado alardes constantes de profesionalidad, pero también de que son humanos. Lejos de lo que pueda venir después, el partido ante el Puertollano supone una nueva cita con la historia. Una cuestión de orgullo y dignidad. Eso que se dice de que hay que morir siempre con las botas puestas.
Por eso, los once futbolistas que salten al terreno de juego lo harán mentalizados de que han de dar el último aliento que les queda. Ya lo ha dicho estos días Juan Antonio Sánchez Franzón. El fútbol tiene cuentas pendientes con el isleño y esta tarde podría saldarlas todas. Porque en el banquillo visitante se sentará uno de los responsables de otra de las últimas decepciones del conjunto azulino. Andrés García Tébar eliminó al San Fernando de Franzón en una fatídica tanda de penaltis con el Motril. Ahora el técnico cañaílla quiere pagarle con la misma moneda.
Todo sobre el césped
Y va a poner toda la carne en el asador para conseguir su propósito. Durante la semana se ha estado hablando de que colocará toda su artillería ofensiva para jugárselo al todo o nada. El empate o la derrota servirían de bien poco. Por eso, alineará a Iván Guerrero, Puli y Javi Casares y sacrificará presión en el centro del campo. El que podría aguardar su oportunidad desde el banquillo sería Roberto Casabella.
Una de las pocas buenas noticias es, aparte del halo de moral que han supuesto los 20.000 euros que se han repartido entre la plantilla esta semana, el hecho de que no haya lesionados ni sancionados. Al menos, Franzón no tendrá más problemas añadidos. Lo peor, que el rival también se juega mucho en este partido y vendrá a La Isla, arropado por unos 150 seguidores, con la intención de dar la campanada y esperar carambolas. La suerte está echada. Sólo queda ganar y cruzar los dedos.