TRIBUNA LIBRE

Cosas de mujeres

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Plantear que el creacionismo es una alternativa creíble al evolucionismo de Charles Darwin si no atrevido, cuando menos, raya la osadía. Nadie duda de las diferencias fisiológicas (fuerza, altura, complexión, etc) existentes entre las mujeres y los hombres. Los aspectos relacionados con las diferencias psicológicas son más controvertidos. Aquí la comunidad científica está algo dividida. Muchos niegan que existan, algunos que son factores de una educación sexista, y otros que son el resultado de una diferencia genética que nos proporciona un cerebro ligeramente dispar. Estas diferencias psicológicas no establecen de antemano ninguna desigualdad. La igualdad debe estar garantizada en cuanto a derechos y deberes.

La interconexión entre ambos hemisferios cerebrales tiene mayor densidad en las mujeres que en los hombres. El cerebro de los hombres está funcionalmente organizado de una manera asimétrica, con mayor predominio en las regiones frontales izquierdas. El cerebro femenino envejece más lentamente y de una forma más gradual que el masculino. Estas diferencias, que parecen no estar relacionadas con el aprendizaje como individuo pero sí con el de especie por el desarrollo filogenético, se han constatado en muchos estudios.

El cerebro es una compleja máquina que está cambiando constantemente. Las habilidades cognitivas tienen su preciso momento de adquisición, no por estimular antes, o de manera diferente, mejoramos o diferenciamos los resultados. La centenaria Rita Levi-Montalcini, Premio Nóbel de Medicina por su descubrimiento de la molécula proteica llamada Factor e Crecimiento Nervioso (1951), defiende que la inteligencia no tiene sexo, aunque su equipo de trabajo es absolutamente femenino. Sin embargo defiende que el hemisferio derecho, el más arcaico, predomina sobre el izquierdo, el del conocimiento y la razón.

El actual debate sobre la ampliación de la Ley del Aborto, por la que los actuales supuestos quedarán resueltos mediante una Ley de Plazos, posiblemente estaría más que resuelto si las que hubiesen decidido sobre el mismo hubieran sido mujeres.

Las leyes que reconocen derechos a la ciudadanía, pero que no nos obligan a determinadas actuaciones, deben ser bien recibidas. Cada persona, con su conciencia, pensamiento y moral, será libre de tomar la decisión que considere más acertada.

En el caso del aborto la libertad de elección debe estar legalmente establecida. No obstante la sociedad y los poderes establecidos deben a su vez garantizar los suficientes compromisos en educación, información y asistencia sanitaria para que el embarazo se produzca en situación de corresponsabilidad. Y que no se deba recurrir al aborto como un «método anticonceptivo» más.