
El bajón en los cobros del IVA e IRPF hunde en el déficit los grandes números del Estado
La Administración registra hasta marzo un agujero de 7.586 millones, el 0,69% del PIB
| COLPISA. MADRID Actualizado: GuardarLa recesión ha abierto ya brecha en los grandes números del Estado de 2009, que sólo han precisado un trimestre de crisis para vestirse de rojo intenso. La Administración registró hasta marzo un déficit de 7.586 millones de euros en términos de contabilidad nacional, equivalente al 0,69% del Producto Interior Bruto (PIB), frente al superávit de 3.387 millones del mismo período de 2008. El Gobierno culpa de ese balance negativo al aumento del paro y a la caída generalizada de la demanda, que han hundido la recaudación de las principales figuras impositivas, el IRPF y el IVA.
Este balance negativo al primer trimestre liquida la ficción vivida en enero y febrero, meses en los que, mientras la recesión inundaba todos los sectores y el paro aumentaba, el Estado registró un superávit de 5.235 millones, casi medio punto de PIB. Esa paradoja se debió a la dinámica habitual en esa época del año; en los dos primeros meses los ingresos de la administración son limitados, pero el gasto es aún más escaso y poco relevante a efectos de contabilidad nacional, pues buena parte son pagos pendientes del ejercicio anterior. Los actuales números rojos, por tanto, son los esperados y tenían que llegar.
El motivo del déficit es simple: el Estado gastó entre enero y marzo más dinero del que recaudó. Los ingresos ascendieron a 30.388 millones de euros, pero el dispendio se disparó a 37.974 millones.
La evolución de la hucha se aprecia mejor cuando se mide en términos de caja, metodología contable en la que se anotan los ingresos y pagos que efectivamente se han realizado en el período observado. Según ese sistema de cálculo, el Estado acumuló en el primer trimestre un déficit de 11.345 millones, equivalente a 1,04 puntos de PIB. Un bajón notable comparado con el superávit de 1.272 millones del mismo período de 2008.
El secretario de Estado de Hacienda y Presupuestos, Carlos Ocaña, explicó que al analizar este resultado hay que tener en cuenta el impacto que, en forma de aumento de los pagos, han tenido las medidas impulsadas por el Gobierno para incrementar la liquidez de las familias y empresas, así como la menor recaudación fruto de la «mala» coyuntura económica. En este sentido, la crisis ha hundido la recaudación neta un 11,9% interanual, hasta situarla en 45.550 millones de euros.
El bajón en los impuestos directos fue del 10,7%, hasta los 20.919 millones. El IRPF cayó un 9,7% a causa de «la pérdida de empleo y la moderación salarial», según detalló Ocaña, y los cobros del impuesto de sociedades retrocedieron un 32,3%. En cuanto a los indirectos, la recaudación bajó un 21,8%. El principal de ellos, el IVA, registró una caída del 26,2%.
«Atonía» del consumo
Ocaña atribuyó esa bajada a los aplazamientos en los pagos a las empresas y a la disminución del gasto final sujeto a ese impuesto. El responsable de Hacienda explicó que las causas del desplome del IVA han variado. Al principio se debió al mal comportamiento de la construcción, luego al de las pymes asociadas a ese mismo sector. Ahora, con la demanda por los suelos, obedece a la «situación de atonía en el consumo» que tiene paralizada a la economía.
El secretario de Estado confirmó que, en el plazo de un mes, el Gobierno revisará el cuadro macroeconómico 2008-2011 que el ex ministro Pedro Solbes presentó en enero pasado y que contemplaba un déficit del 5,8% y una contracción del PIB del 1,6%. La próxima actualización, que el Gobierno enviará a Bruselas, permitirá reevaluar el deterioro sufrido por la economía en la presente crisis. «Trabajamos con la hipótesis de que habrá que rebajar las previsiones de crecimiento, y eso arrastrará una revisión de las previsiones de déficit», señaló Ocaña.
El Gobierno aún no ha explicado qué piensa hacer para poner coto al déficit. Ayer, el secretario de Estado de Hacienda rechazó un aumento del tipo impositivo del IVA, porque supondría una «dificultad adicional» para las maltrechas rentas de muchos españoles. Tampoco prevé reducir las inversiones públicas ni en I+D+I. En materia de empleo, no está previsto reeditar el fondo de inversión local para estimular la contratación. El impulso de iniciativas adicionales dependerá de cómo evolucione la recesión en los próximos meses, subrayó Ocaña.