IGNACIO MARTÍNEZ DE PISÓN

«La guerra vuelve transparente el alma de los hombres»

El escritor presentó ayer en Cádiz una antología de relatos sobre la contienda civil en la que participan más de 30 autores de distintas generaciones

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Se ha escrito mucho sobre la Guerra Civil. Sin embargo, no existe una gran novela capaz de abarcar las verdaderas dimensiones de la tragedia. Hay novelas políticas, sociales, testimoniales, cautivadoras y emotivas. Hay novelas gráficas, clásicas y experimentales, con vocación reconciliadora y con tendencias incendiarias. Hay «buenas novelas y novelas interesantes, pero no existe una novela definitiva, certera, redonda, que haga que los escritores se replanteen la posibilidad de continuar intentándolo; no hay una Guerra y Paz, ni una Vida y destino que retrate ese episodio tan doloroso de nuestra historia reciente».

Ignacio Martínez de Pisón, que presentó ayer en Cádiz Partes de Guerra en una jornada literaria organizada por la Fundación Quiñones, entiende que, «al menos por ahora», la mejor manera de aproximarse a la realidad poliédrica de la contienda es «mediante la aportación colectiva, a veces complementaria y a veces contradictoria»,de escritores de la talla de Ignacio Aldecoa, Bernardo Atxaga, Max Aub, García Pavón, García Serrano, Sénder, Tallens, Trapiello o Neville. Ellos, entre otros, firman los relatos que componen una recopilación de cuentos antologados por el autor de Enterrar a los muertos. «Estos textos, sumados los unos a los otros, configuran un cuerpo único, dialogan, conviven, hasta ofrecer al lector un punto de vista plural y, a la vez, exclusivo, ya que ninguno de los cuentos ha renunciado a su autonomía», explicó Martínez de Pisón.

La mayoría de las piezas se reconocen en el realismo, «la respuesta literaria inicial de los escritores que abordaron el tema», con un única excepción: El final, de Fernando Quiñones, una crónica «cargada de potencia y de vigor metafórico» que describe cómo las aguas toman un Cádiz apocalíptico el mismo día del alzamiento.

Los relatos están ordenados cronológicamente según los acontecimientos que describen. Desde el día del golpe de Estado hasta la derrota definitiva de la Segunda República, «los textos recogen la secuencia histórica y nos descubren que el género con que ha de tratarse la Guerra Civil no es la epopeya, sino la tragedia».

Martínez de Pisón defendió que aunque muchas aproximaciones «interesadas» utilizan una suerte de falsa épica para retratar la dialéctica «religión contra comunismo», o «libertad contra totalitarismo», lo cierto es que «el devenir de los que la protagonizaron habla de una realidad mucho más compleja, espinosa, sembrada de matices, marcada por decisiones que se tomaban por pura supervivencia».

El escritor justificó el interés literario que varias generaciones de autores han mostrado por el enfrentamiento civil porque «la guerra vuelve transparente el alma de los hombres, hace que se vea la bondad que encierra, pero también la crueldad, el salvajismo o el altruismo, y eso permite al escritor indagar sin límites en los recovecos últimos de la humanidad, estudiar su comportamiento en una situación tan extrema».

Martínez de Pisón ha procurado, a la hora de elegir los cuentos que finalmente forman parte de la antología, regirse por un criterio literario, aunque matiza que es «incapaz de concebir la buena literatura sin un fondo ético y, por tanto, sin un intenso sincero y desprejuiciado de aproximación a la realidad». En el viejo debate sobre «arte y moral», el escritor apunta que «si cada relato aspira a transmitir una verdad, aunque sea su verdad, aunque sea pequeña y subjetiva, todo el conjunto tiende a acercarse a una verdad mayor, la que nos interesa a todos, la que hay que transmitir y compartir».