Sin más estímulos
El acuerdo alcanzado por los líderes europeos reunidos en Bruselas tanto respecto a una regulación más estricta de los mercados financieros, como en relación a las aportaciones económicas a los países del Este por un lado y al FMI por otro, contrastaron ayer con la negativa a proseguir con medidas de estímulo fiscal en el seno de la UE y con la suspensión de la cumbre monográfica sobre empleo auspiciada, entre otros, por el Gobierno español. La exigente revisión planteada por el Consejo europeo de las normas que rigen sobre el sistema financiero, para dotarlas de mecanismos de supervisión que garanticen su transparencia, limitando las posibilidades para el desarrollo de fórmulas creativas que pudieran sortear los citados controles y acabando con los llamados 'paraísos fiscales', constituye un pequeño paso adelante respecto a las conclusiones de la reunión celebrada por el G-20 ampliado el pasado 15 de noviembre en Washington; al tiempo que permiten dotar a los socios europeos de voz unitaria ante la cita del próximo 2 de abril en Londres. Lo mismo cabe apreciar en cuanto al reforzamiento propuesto de prerrogativas y fondos para el FMI.
Actualizado: GuardarPero la autosatisfacción mostrada por los jefes de estado y de gobierno reunidos en Bruselas respecto al esfuerzo financiero realizado hasta la fecha para estimular las economías nacionales de manera coordinada y solidaria hacia los países más necesitados de la UE podría ser excesiva a la luz del paulatino deterioro de las condiciones económicas y de empleo en el seno de la Unión. Las palabras del presidente Rodríguez Zapatero, señalando una mejoría en la efectiva disponibilidad crediticia para empresas y familias, difícilmente pueden despejar la inquietud existente ante los indicios de que la crisis no ha tocado fondo ni en España ni en el resto de Europa. Las discrepancias existentes entre los mandatarios europeos, los responsables del propio FMI y la Administración Obama en relación al déficit público a asumir por las instituciones nacionales para hacer frente a los avatares que la crisis depara deberían ser razón suficiente para que las autoridades comunitarias y los distintos gobiernos europeos aportasen argumentos más precisos y convincentes sobre suficiencia de las partidas públicas libradas hasta la fecha; y sobre la inconveniencia de habilitar nuevos fondos de rescate y reactivación.