VUELTA DE HOJA

La receta

Sin duda hay remedios contra la crisis que, oportunamente aplicados, pueden ser excelentes. Lo malo es que ella es todavía mejor. Se ha convertido en una pandemia y por eso Paul Krugman, que ganó el Premio Nobel de Economía del año pasado, dice que España únicamente puede recuperarse si la Unión Europea se recupera previamente. Otros, entre ellos el ex presidente José María Aznar, que aún no ha sido galardonado con el Nobel, también tiene su fórmula magistral, que pasa por una «agenda de reformas». La gente de la calle, que cada vez es más numerosa porque les han echado de las empresas donde trabajaban, merodea cerca de las farmacias, a ver si les venden el producto mágico. Ya se sabe que el pueblo es dado a creer en milagrerías, pero de momento lo que cree es que todo sería mejorable si en España hubiera menos coches oficiales y menos sinvergüenzas en el oficio de la política.

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Quienes predican austeridad son con frecuencia unos despilfarradores. Se amparan en la dignidad del cargo para mantener una indigna conducta personal y siguen sin reparar en nuestros gastos. Lo del presidente de la Generalitat valenciana, don Francisco Camps, es un ejemplo: para vestir el cargo empezó por gastarse mucho dinero en vestirse él y ahora va hecho un pincel, pero ha emborronado de manera irreparable su carrera política. Su sastre es el culpable del desastre. Curiosamente, el responsable de su indumentaria se llama José Tomás y le ha hecho una gran faena a base de largar en los periódicos. Gracias a sus testimonios no puede faltar en ninguna de las ferias de las vanidades. Lo extraño es que a todo eso, que está más que probado, el señor Camps le llame «insidias». Hay motivos para que muchos crean que este señor tiene más cara que calva. Y nosotros esperando la receta.