Tambores de rebelión en Tíbet tras 50 años de exilio del Dalai
El Gobierno chino blinda la región para evitar una revuelta como la del pasado año
Actualizado: GuardarVuelve la tensión a Tíbet al cumplirse hoy medio siglo de la huida del Dalai Lama. El 10 de marzo de 1959, y cuando era sólo un niño, la máxima figura política y religiosa del budismo atravesó con su séquito las montañas del Himalaya y se exilió en India para escapar de la represión china. Los tibetanos llevan desde entonces esperando al 'océano de sabiduría' y aprovechan cualquier efemérides señalada para manifestarse y recordar su lucha por la independencia. Así ocurrió el año pasado, cuando, ante a la cercanía de los Juegos Olímpicos de Pekín, protagonizaron la peor revuelta de las dos últimas décadas.
Para impedir que se repitan protestas similares, Pekín ha intensificado la vigilancia. Tanto en Lhasa como en otras zonas, los soldados y la Policía antidisturbios han tomado las calles con sus armas, escudos y tanquetas. «Para garantizar la estabilidad en Tíbet, hemos efectuado el despliegue debido y fortalecido los controles en los puestos fronterizos y en las rutas clave», explica un responsable del Ministerio de Seguridad.
Pero ya se han registrado incidentes en zonas tibetanas de las provincias limítrofes. En Golog, enclavada en la región de Qinghai, docenas de personas se manifestaron el domingo por los controles que la Policía estaba llevando a cabo en una granja. Poco después, dos explosivos de fabricación casera dañaron un coche patrulla y un camión de bomberos. En la provincia sureña de Sichuan, las prefecturas tibetanas de Aba y Ganzi han vuelto a ser selladas a cal y canto y no se permite la visita de turistas ni periodistas extranjeros, una prohibición que ya pesa sobre el resto del 'techo del mundo'.
Varias decenas de monjes budistas han desafiado estas restricciones marchando desde el monasterio de Gomang, en Aba, reclamando «derechos humanos» y gritando consignas como «larga vida al Dalai Lama». En esta zona, una monja también ha sido detenida por repartir folletos pidiendo «libertad religiosa» y la «liberación de los presos políticos».
Al menos tres personas se han quemado a lo bonzo para protestar por la situación en Tíbet, dos en un coche en una céntrica calle de Pekín y un monje en el área de Aba. Además, los grupos más radicales preparan manifestaciones multitudinarias desde el exilio en la ciudad india de Dharamsala, donde vive el Dalai. Aunque éste ha hecho un llamamiento a la calma para que no vuelva a estallar la violencia, los jóvenes tibetanos apuestan cada vez por más por radicalizar su postura tras el fracaso de las últimas negociaciones con Pekín.
Fuerte resentimiento
«Hay un fuerte resentimiento entre el pueblo tibetano», aseguró Chime Youngdrung, presidente del Partido Democrático Nacional de Tíbet. Históricamente, Tíbet ha formado parte del imperio chino cada vez que sus dinastías eran lo suficientemente poderosas como para controlarla. La caída del último emperador, Pu Yi, en 1911, dio a esta región una independencia de facto que casi acaba con los últimos siete siglos de dominación china.
Para que eso no ocurriera, Mao Zedong envió de nuevo las tropas en 1950. Pero los tibetanos se rebelaron nueve años después, un levantamiento que obligó a exiliarse al Dalai Lama al ser sofocado y dejar 87.000 muertos.