EQUIPO. José Luis Rodríguez se guardó las espaldas con una cuidada elección./ JAVIER FERNÁNDEZ
Sociedad

Tremolando

José Luís Rodríguez abusó del tiempo y de determinadas técnicas guitarrísticas que nublaron su toque

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Este año el Festival de Jerez ha querido para bien dar cabida a la guitarra flamenca. Han querido tener un compromiso con los hasta hace poco denostados músicos. Y para los que nos gusta la guitarra, nos estimula para seguir tocando. El sábado de madrugada nos visitó Jose Luís Rodríguez. Las composiciones con las que quiso convencer arrastraron en demasía sus cualidades hasta el punto de volverse en contra. Es un compositor de belleza sublime. Maneja el diapasón extraordinariamente bien. Su mano derecha, sin apenas moverse logra sacarle sonidos imposibles a la guitarra. Y su izquierda lleva el control. Ya en la primera bulería se centra en desenterrar el trémolo. Un trémolo, que a veces normal, otras redondo, hasta lograrse infinito, excesivo diría yo. En algunas de sus composiciones, a pesar de que estuvieron muy conseguidas, no se acababa de reconocer lo que está haciendo. Ahora suena a alegrías, pero en seguida se desvanece y evoca bulerías por soleá. El uso en exceso de la armonización le resta flamenquería.

Compañeros

Se cubrió las espaldas en la cuidada elección de sus compañeros. Juan José Amador fue clave para en el cante. Con Mercedes Cortés también contó, pero nos quedamos con ganas de escucharla algo más. El cante por soleá de Amador se basó en los diferentes estilos alcalareños de Joaquín el de la Paula. Hizo además taranta, fandangos de Huelva, y alegrías, y vuelta a los tangos. Todos ellos, incluían trémolos que, incluso en alguna de las composiciones, como en la bulería, se basó en casi su totalidad en esta técnica. La verdad que abusó de ella en desmedida proporción.

Demostró que el picado lo dominaba a la perfección, pero lo dejó de lado para resolverse tremolando. La dedicatoria al genial Niño Miguel fue otra de sus exclusivas. La pena es que la duración del concierto se le fue de las manos, y consiguió aburrir a algunos, que se marcharon antes de finalizar.