Se buscan remedios
Actualizado: GuardarAl considerado gremio de registradores de la propiedad le ha llegado también la crisis: el decano de ese ilustre colegio ha declarado que hay alrededor de un millón de viviendas sin vender y que ese stock no podrá ser digerido por lo menos hasta finales del año 2011. Hay más pisos que inquilinos. Los ávidos constructores edificaron muchos para enriquecerse súbitamente y poder comprarse un Mercedes blanco como el yeso y un reloj de oro del tamaño del bocata que ingerían cuando eran albañiles despabilados. Así que los carteros no deben molestarse en llamar dos veces: por mucho que llamen no les va a abrir nadie.
Se han endurecido las condiciones para la concesión de hipotecas, o sea que ya no se le da dinero a los que se comprometen a pagar grandes sumas sin tener un euro. No es que estemos en un país de locos, como se suele afirmar, sino de retrasados mentales y contables. El Euribor sigue cuesta abajo en su rodada y aconseja recortes de tipos. En vista de eso la OCDE recomienda a España reducir el coste del despido. Dentro de poco a todo el que echen de su empresa le darán un clínex para que pueda enjugar sus lágrimas. En otra visión del panorama, igualmente sombría, hay que considerar el aumento del chabolismo. Ha crecido el número de los que viven, mejor dicho, duran, bajo techos de plástico o de uralitas parecidas al oleaje moderado.
El problema es mundial, pero siempre nos afecta más lo cercano. No sólo hay viviendas donde no vive nadie, sino hoteles donde no acuden los huéspedes. No nos consuela nada que la cri0sis afecte aquí y en Pekín, donde se teme un estallido social en gran parte propiciado también por el paro y por la corrupción. Lo que sea sonará. Para no perderme el estruendo, este servidor de ustedes va a adquirir dos audífonos. Son carísimos.