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Un rostro amable para EE UU
Bruno Rodríguez Parrilla ya había desempeñado el cargo de ministro de Asuntos Exteriores interinamente en varias ocasiones desde que en 2004 fue designado primer viceministro. Este licenciado en Derecho y periodista de 51 años es un experimentado diplomático con talante asequible, capaz de mantener posiciones draconianas sin perder la compostura.
Actualizado: GuardarTenía un año cuando triunfó la revolución por lo que toda su formación transcurrió dentro de los estándares comunistas: círculo infantil, pionero de pañoleta roja, escuela de secundaria, beca en el campo... hasta militar en el Partido Comunista, del que es miembro del Comité Central. Luego hizo carrera cerca del ex canciller Roberto Robaina, conocido como la cara amable del régimen, que impuso una imagen más desenfadada del Gobierno hasta ser defenestrado en 1999.
Rodríguez Parrilla llegó a ser encargado del departamento de Relaciones Internacionales de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) mientras Robaina era su secretario general. Trabajó asimismo en la dirección del diario de la UJC Juventud Rebelde desde finales de los años 80 hasta comienzos de los 90.
Durante el mandato de Robaina fue también destinado a Naciones Unidas, un foro muy importante para Cuba. Trabajó allí once años, primero como embajador alterno y después como plenipotenciario.
Su profundo conocimiento de la idiosincrasia estadounidense se presenta como un destacado bagaje en este momento tan crucial en las relaciones entre La Habana y la Administración Obama después de años de enfrentamientos, peleas, acusaciones y tímidos acercamientos. Sustituye a Felipe Pérez Roque, el ministro más joven que ha tenido Cuba y protagonista del relanzamiento internacional del régimen.